Los que decíamos que la quinta temporada de American Horror Story Hotel parecía un videoclip de Lady Gaga, hecho completamente a su imagen y semejanza, tenemos la oportunidad de constatar o desmentir este hecho en el sexto episodio, en el que La Condesa y sus demonios internos son los auténticos protagonistas. Siendo sinceros, aunque sea un personaje hecho a su medida, cuando toca que el peso del episodio recaiga sobre los hombros de Stefani Joanne Angelina Germanotta , su interpretación queda algo acartonada, notándose que lo suyo es cantar y vestirse con filetes, pero que aun le queda un largo trecho para transmitir lo mismo que Kathy Bates en dos líneas de guión. Como siempre, contiene spoilers bien gordos.
Como ya sabemos, La Condesa se alimenta de sangre y se mueve por caprichos de su entrepierna, pero además parece sentir cierta debilidad por los niños. En este episodio sabremos que al grupo de chavales que viven en un ataúd hay que añadir uno más: su propio hijo. Como nada en La Condesa es normal, su parto no fue tal, sino que su hijo fue abortado. A ver si me explico, ella fue a abortar y el chaval salió de su interior en el sótano de un médico matarife, demostrando que de tal palo, tal astilla asesinando a la matrona. Esto conquistó el corazón de La Condesa, que lo confinó para siempre en la cerrada con llave habitación 33.
Este secreto que se nos revela en el sexto capítulo es conocido por todos: amigos, enemigos y los habitantes del hotel salvo uno, el pobre John que no se entera de nada y sigue descendiendo a los infiernos de la locura entre apariciones, orgías y patxaranes. Vamos, igualito que Argiñano pero sin estrella Michelín. Y es ahí donde Ramona Royale y Donovan – ojito al outfit que se gasta de yuppie de los 90 – quieren consumar su venganza, golpeando donde más duele. No contaban con lo escurridizo que es un feto, que se les acaba escapando y metiendo en la maleta del desquiciado John Lowe.
En otro orden de cosas y como ya es tradición en la serie más gayfriendly de toda la parrilla de todas las televisiones del planeta, en este episodio también ha habido sexo homosexual e incluso amor, entre la adorable Liz Taylor y – agárrate a la silla por favor – Tristán. Si, el estúpido modelo y nuevo juguete de la condesa, que anda muy atareada embaucando al recalcitrante homosexual y millonario nuevo dueño del hotel, Will Drake. La relación entre Liz y La Condesa es bastante especial, en el sentido de que La Condesa siempre ha sido muy abierta y adelantada a sus tiempos – recordemos que La Condesa es un vampiro con siglos de vida a sus espaldas – que ha aceptado, animado y ayudado a Liz Taylor en su proceso de autoaceptación de sí misma. Incluso se ofrece a pagar la cirugía de cambio de sexo. Pero hay algo que no tolera La Condesa: la traición. Llamándose Tristán, su destino está escrito y suena a tragedia.
El episodio termina con La Condesa recuperando a su feto gracias a la ayuda de una cada vez más tétrica y miserable doctora Alex Lowe, que ama a Holden por encima de todas las cosas, pero no tiene reparos en inducir la locura a su todavía marido o abandonar a Scarlett, su otra hija. El personaje de Chloe Sevigny es un caramelito totalmente impredecible.
En Ambiente G | American Horror Story Hotel s05e05 – Room Service
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