Son tus perfumes hombre, los que me sulibellan

El olor de tu cuerpo, el olor de tu piel… Olores que atraen, olores que alejan… Olores que excitan, olores que hacen recordar…

¿A que huelen las personas que amas?
Podemos recordar canciones conversaciones, caras, hechos e incluso oraciones que hace años que no pronunciamos. Sin embargo, no somos capaces de recordar olores. Paradójicamente, a veces cuando olemos algo en nuestra mente salta un resorte que abre la caja de los recuerdos. Gracias a un olor vuelven a nuestra mente personas, sentimientos e incluso años enteros de nuestra vida.
Es importante oler a algo, que para los demás sean capaces de asociar a determinadas sensaciones. Supongo que por eso, cuando mi vida da un giro importante emprendo una nueva búsqueda de un nuevo olor para mí.
No es fácil encontrar el olor adecuado metido en un frasco.
Sé a lo que quiero oler, pero no cómo se llama ese nuevo sello de identidad. Por eso me recorro las tiendas, probando a diestro y siniestro perfumes y colonias. Botes rojos y azules, altos y bajos.
Nos guiamos por el color y la forma, algo tan absurdo como buscar una CD recorriendo la estantería con nuestra oreja pegada a las cajas.

Pero lo encontré. Un olor afrutado, fresco, liviano. Un olor envolvente que se disipa en el aire dejando un cierto camino de baldosas amarillas.

Mi nuevo perfume, es Clinique Happy for men. Pero no os lo recomiendo porque no me gusta que la gente huela igual.
De hecho, me pasé un verano entero excitado cada vez que recibía el olor de J.P. Gaultier, el olor del amor que florecía.