El 2009 puso otra vez su nombre en boca de casi todos. Enfant terrible de nuestro cine, calmado y fascinante a un tiempo, este chileno/español modulador de imágenes, cuentacuentos de extraordinario éxito, Alejandro Amenábar es un perfecto ejemplo de una extraña especie de cineasta, el que es capaz de moverse entre gran aparato, manteniendo intacta su calidad independiente sin dejar, por ello, de deslumbrar al gran público.
Compositor, montador, guionista, productor y director de cine con la sanísima intención primera de entretener desde el espectáculo o el drama, Amenábar abrió una profunda brecha en el cine ibérico, demostrando a la pequeña industria española y al Mundo, que sin ninguna clase de complejos, podemos, si queremos, estar a la altura de los más grandes con pasión y profundo respeto por las reglas de la industria y las expectativas de la audiencia.
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Himenóptero
* adj. Zool. Se dice de los insectos con metamorfosis complicadas… «
Alejandro Fernando Amenábar Cantos vió la luz, con la que aprendería a jugar con los años, como un mago genial del color y los volúmenes, el 31 de Marzo de 1972 en Santiago de Chile.
Hijo de chileno y española, tan sólo un año después de su nacimiento, emigró con su familia a España, quince días antes del golpe de estado que instaló a Augusto Pinochet en el poder, descabezando la entonces democracia comandada por Salvador Allende. Alejandro comienza a huir, siempre adelante.
A su llegada a Madrid y durante todo un año, por algún extraño motivo, el entonces niño dejó de hablar, quizás, porque según sus propias palabras, su madre, a la que siempre había visto tocar la guitarra, dejó también de hacerlo. Tal vez, este tipo de aislamiento hizo que en su infancia fuera infrecuente verlo jugar en el patio junto a otros niños.
Curiosamente, ni siquiera en esos primeros años iría demasiado al cine. Sin embargo, durante su infancia, dos películas le marcarían profundamente: «En busca del arca perdida» y «E.T., el extraterrestre». Por su hermano sabría que ambas estaban dirigidas por un mismo señor, que sería años más tarde, una de los más importantes referentes reconocidos de su carrera: Steven Spielberg.
Tesis
A los 18 años, Alejandro Amenábar comienza a cursar estudios en la Faculta de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, en la especialidad de Imagen. Mucha teoría, escasa práctica y cortedad de miras, hacen trizas las ganas del futuro director (como de muchos otros) de acabar la carrera, pero de ningún modo con su deseo de hacer películas como entretenimiento y como oficio.
Un año después de su ingreso, en 1991, presenta su primer corto, «La cabeza», con la que comienza su labor profesional junto al director y guionista grancanario Mateo Gil, inseparable desde entonces coautor de los guiones dirigidos por el chileno y con el que empezará a ganar sus primeros premios, a los que seguirán otros dos de mayor entidad e idéntico formato, «Himenóptero» (1992) y «Luna» (1994), primera, esta última, de sus colaboraciones con el actor Eduardo Noriega, que podéis ver en este enlace por cortesía de nuestros compañeros de Blog de Cine.
Tras ver estos cortos, cae en manos de José Luis Cuerda el guión de «Tesis», un thriller perverso sobre el voyeurismo extremomorboso, inspirado en la presunta existencia de las snuff movies, cuyo argumento Amenábar fue elaborando inspirándose en compañeros frikis de la Facultad y determinados profesores que luego se verían, con escasa capacidad autocrítica, reflejados en alguno de los personajes principales.
De nuevo con Eduardo Noriega, la recuperación de la insustituible «niña» de «El Espíritu de la Colmena», Ana Torrent y el descubrimiento portentoso del gran Fele Martínez, Amenábar dió la campanada con un título inesperadamente rompedor que se convertiría en la película más exitosa del año en España, arrebatando el cetro de Mejor Película del año en la edición de los Goya de 1996 (más otros seis galardones), a la mismísima Pilar Miró. Con todo el descaro de sus 25 años, había nacido una estrella.
Lejos de hacer esperar demasiado por su segundo largometraje, el joven director enreda y desenreda un oblicuo sueño imposible con su siguiente arriesgadísima propuesta, «Abre los Ojos», un thriller de ciencia ficción en las fronteras del horror, en la que un joven de éxito se convierte en su peor pesadilla, tras pagar las consecuencias de coquetear con la chica mala.
Partiendo dudosamente, según algunos de una idea original que Amenábar tuvo en pleno proceso febril, según la leyenda, «Abre los Ojos», fue una exposición definitiva de que el realizador tenía un talento portentoso para la filigrana y el tempo cinematográfico. Inspirada levemente en las maneras de otro de sus cineastas referenciales, Stanley Kubrick, el film, protagonizado de nuevo por Noriega y Fele Martínez, esta vez acompañados en el lado femenino por una impagable Penélope Cruz y la siniestra Najwa Nimri, fue la primera película del director en conseguir proyección internacional, hasta el punto de captar la atención de un deslumbrado Tom Cruise, que años más tarde encarnaría al personaje protagonista en «Vanilla Sky», remake firmado por Cameron Crowe, donde Penélope interpretaría idéntico papel.
La nueva versión, mucho más interesante de lo que se quiso ver en su momento y una de las mejores interpretaciones del hoy denostado Cruise, no fue dirigido por Amenábar, pese al deseo inicial de su protagonista, pero la experiencia sirvió para poner en contacto a la estrella hollywoodiense y al director que desde entonces buscaron la forma de colaborar juntos que acabaría cristalizando en el siguiente largometraje de Amenábar y su película más arriesgada hasta la fecha, por tratarse de su primera coproducción y de su primer film en un idioma que apenas conocía, el inglés.
Abre los Ojos
Nicole Kidman, que por aquel entonces estaba aún casada con Tom Cruise, fue la elección primera de Amenábar que contó con el visto bueno de los Hermanos Weinstein, entonces al frente de la influyente Miramax. Huelga decir que Cruise también aprobó la elección del director.
Los estudios sin embargo, se enfrentaron a un tozudo Alejandro que se negó a las exigencias de meter más caras conocidas en el reparto y se reservó absoluto control sobre el montaje final de una película, que aún tomando elementos de «Otra vuelta de tuerca», del escritor estadounidense Henry James, resultó ser, nunca mejor dicho, otra vuelta de tuerca sobre el manido relato de fantasmas con siniestra casa victoriana como escenario «vivo», con uno de los finales más sorprendentes y elegantemente girados del cine reciente.
«Los Otros» obtuvo críticas extraordinarias en todo el Mundo, brindando una de las mejores interpretaciones de la actriz australiana. Arrasó en los Goya y su destacado éxito taquillero en el difícil mercado USA hicieron por fin familiar su nombre entre los inquilinos de la Industria hollywoodiense.
Inspirándose en la vida de Ramón Sampedro, ex marino y escritor tetrapléjico que fue el primer español en pedir, sin éxito, la eutanasia por vía legal, aunque después lograse el suicidio asistido con cianuro potásico gracias a la ayuda de una amiga, Alejandro Amenábar dió un espectacular vuelco con su siguiente título, «Mar Adentro».
Pese a la arriesgada propuesta, el film obtendría enorme éxito. Triunfó en las taquillas, arrasó en los Goya, supuso la consagración en la pantalla grande de Belén Rueda, le valió la segunda Copa Volpi del Festival de Venecia, tan sólo tres años de conseguir la primera, a Javier Bardem y ganó el Oscar a la Mejor Película en lengua extranjera en la primera nominación de una película de Amenábar en esta categoría.
Mar afuera
Sin absolutamente nada más que demostrar, el más brillante de los realizadores españoles se toma tres años para no repetirse a sí mismo y asombrar a todos con un peplum realista, «Agora», inspirado en un personaje real, Hipatia de Alejandría y en los últimos días de la biblioteca más grande del Mundo Antiguo.
De nuevo en inglés y con una actriz extranjera, en este caso Rachel Weisz, Amenábar borda lo imposible y lo hace con el trazo magistral del exacto conocedor de su oficio, en un ejercicio espectacular en el que los detractores quisieron ver, no sin cierta razón, desaciertos en la acumulación de demasiados elementos dramáticos o en la escasa solidez de unos actores jóvenes que no estuvieron a la altura de un conjunto que sin embargo deslumbró al público que se rindió ante semejante espectáculo, haciendo suyas las taquillas.
Como observé en el momento de presentaros el trailer, «Agora» versa sobre,
Razón contra Sinrazón, el Pensamiento contra la Violencia, el Análisis frente al Miedo, la Fe frente al Dogma, Ellos frente a Nosotros
con lo que Amenábar, sin citarlo explícitamente habla una vez más de la intolerancia o de la desgraciada inutilidad en el intento del entendimiento entre los que frente a los hechos o la razón, esgrimen el dogma basado en la necesidad de controlar lo obviamente incontrolable, como dejó ver en hermosa prosa poética en su película anterior, «Mar adentro», cuando el sacerdote en silla de ruedas, desde el primer piso, interpretado por Jose María Pou, intenta, sin lograrlo, entenderse con Sampedro, tetrapléjico, en la segunda planta de la casa.
Amenábar, abiertamente gay desde que hiciese pública su homosexualidad en 2006, hace así, a su manera, una clase de activismo inconsciente, sin atropellos, sin excesos, sin pancartas desde los fotogramas de su cine plagado de innumerables lecturas tras las cortinas del thriller, el drama rural o la épica más cinematográficamente tradicional, desde un genio reflexivo que se niega a ser cliché o etiqueta, para bien suyo y para bien de, como gays y espectadores, todos nosotros.
Me encanta Amenábar, no solo por sus películas (aunque he pasado de esta última, muy a pesar de Rachel Weizz), mas bien me gusta porque hace un par de años era mi vecino en Sevilla, vivíamos en la misma calle a un par de portales el uno del otro, yo vivía en la Royal Tower con otros 3 «del club», y el un par de casas a la derecha, en el ático, Y CON PISCINA!, para la zona de la ciudad donde estábamos era lo más que se puede pedir.
Recuerdo verle hablando por teléfono HORAS en la terraza de la piscina, completamente abstraído, se le veía un tío de lo mas tranquilo y normal, aunque recuerdo que uno de mis compis de piso me comentó como le tiraba los trastos en una disco una noche, en fin, nuestra vida en ese entonces era todo un melodrama.. espera, pero si aún lo es!
En fin, que hecho de menos subir a la terraza a tomar fotos fumarme un piti (aunque ya no fume) y verle a él ahí.
Amenabar GAY? WTF?! O.O
Buena noticia para empezar la mañana… xD
JJAJAJJAJAJAJA!! Yo también me he kedado bastante Flipado!! Mi hermano me ha dixo k se lo olía, k se notaba en sus gestos y en su forma de hablar.. Yo nunca pensé k fuera Gay, pero oye!! Me encantan sus pelis (aunk todavía no he conseguido ver Ágora x'( ). Uno más para nuestra asociación ^_^**
Me gusta, hace peliculas muy interesantes.
no he visto aun agora, pero he seguido toda su carrera, al menos los largometrajes. se supera en cada nuevo paso. además me encanta como se involucra en cada proyecto… lo admiro de verdad, me encantaría sentarme a tomar un cafe con él.