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Cine lésbico: Freeheld, un amor incondicional

08/05/2016 por Eva Rodriguez de Luis 2 comentarios

Freeheld
Este fin de semana, tras largos meses de espera por fin se ha estrenado Freeheld, un amor incondicional en nuestro país. La película, protagonizada por Ellen Page y Julianne Moore, cuenta la historia de Laurel Hester y Stacie Andree, una pareja que se conoce, se enamora y forma una familia que se ve truncada por el cáncer. Esto las lleva a empezar una batalla legal para que la más joven de ellas pueda recibir el equivalente a la pensión de viudedad norteamericana. Hemos visto la película y te contamos nuestras impresiones. Contiene spoilers.

Este 2016 está siendo muy prolífico en cuanto a grandes producciones LGBT, con profesionales de la talla de Cate Blanchett, Eddie Redmayne o la propia Julianne Moore protagonizando a sufridores y atormentados personajes. Si bien las críticas que realizamos a The Danish Girl o Carol fueron notables – altas, hemos de decir que Freeheld queda algo por debajo de las expectativas que nos habíamos hecho.

Sabíamos que la película iba a ser triste, es más, era la crónica de una muerte anunciada pero nos hemos quedado un poco frías. Freeheld no pasará a la historia por ser un películón en cuanto a su consecución, ya que a pesar de contar con un reparto lleno de talento y un argumento potente, falla algo. No obstante, su mensaje es tan importante que hacen de su visionado algo necesario, aunque sea para la educación en la empatía y la justicia.

Javier Martinez Coaching LGBT

Freeheld futbol

La historia de amor entre Laurel y Stacie es un tanto curiosa, se conocen durante un partido de voleibol – se intuye en la película que el voleibol es a las lesbianas en Estados Unidos como el fútbol femenino en España – y la verdad, ni fú ni fa. Stacie – Ellen Page – le echa el ojo porque a ver quién no le echaría el ojo a Julianne Moore a pesar de sus 50 años largos, y Laurel responde como cuando vas por la calle sin mucha prisa y te para un captador de una ONG, no quieres ser descortés y sabes que están haciendo algo bueno pero psé. Hay que decir que Laurel es una detective terriblemente centrada en su trabajo, armarizada y con no demasiadas expectativas más allá de un ascenso profesional. Es huraña y podría tener la casa llena de gatos si no fuera porque, sin que sirva de precedente, a estas dos lesbianas les gustan más los perros que los gatos.

Total que empiezan a quedar, a pesar de la evidente diferencia de edad, falta de cosas en común, ambiciones, conversación, expectativas…y la cosa funciona. Porque a veces en la vida las cosas son así: inexplicablemente encajan, y otras que a priori deberían ir a las mil maravillas, estallan en mil pedazos.

Sin prisa pero sin pausa adquieren su hogar hipotecándose como cualquier hijo de vecino e incluso se inscriben en el registro como pareja de hecho o similar. Stacie es un poco nini pero muy habilidosa, por lo que encuentra un trabajo como mecánico en un taller, y se ofrece a contribuir reparando la casa. Es tierno ver cómo la familia de ambas va a apareciendo por allí con total normalidad, las labores cotidianas de decoración del nidito de amor, los paseos por la playa…y muy chocante en contraposición con la tensión de Laurel en el trabajo. Laurel está armarizada, no sólo por un problema de autoaceptación, sino porque siendo mujer, lesbiana y en un ámbito tan machista como el de la policía – podéis probar a insertar casi cualquier otro sector laboral y el resultado será el mismo – resulta complicado que te tomen en serio para poder realizar una exitosa carrera profesional. Su compañero de trabajo Dane, que siempre ha estado enamorado de ella, al principio queda perplejo al descubrir que Laurel no sólo tiene pareja, sino que es una mujer, más joven y además está casada con ella, pero rápidamente se posiciona como amigo del alma.

La actuación de Julianne Moore como tosca y ambiciosa policía de provincias cuyo corazón se derrite por una joven nos ha resultado convincente y conmovedora, si bien a veces se echaba en falta algo más de emotividad, de afectividad…a ratos me recordaba a los dos vaqueros de Brokeback Mountain y me hacía torcer el morro porque estas dos viven su amor de forma real, no como una aventura, se casan, compran una casa, tienen un perro…
Freeheld Laurel
Y de repente sucede: unos bultitos que dejamos pasar, ya iremos la semana que viene al médico…que resultan ser fatales. No voy a indagar mucho porque tristemente todos tenemos en nuestro entorno a alguien que se ha apagado por culpa del cáncer. Y ahí es donde comienza la verdadera batalla de Laurel: ella sabe que va a morir, pero tras 23 años de leal servicio a la comunidad, su pareja merece el mismo trato que cualquier otra viuda más. Es asqueroso ver cómo algunas personas son capaces de sucumbir a la presión de grupo, a quedar bien, o peor aun, a negar lo obvio, y es que efectivamente, Laurel es lesbiana, pero no por ello deja de ser una profesional con derechos y obligaciones. Cuando las creencias personales o religiosas de las personas que mandan nublan la justicia, mal asunto.

Tras la primera denegación, afortunadamente cuentan con Dane a su lado para luchar incansablemente para lograr lo que es justo. Y lo hace de todas las formas posibles, a pesar de ser un hombre blanco, heterosexual y chapado a la antigua: contactando con la prensa, asociaciones LGBT, presionando al tribunal, dando la cara por Laurel en la comisaría…Qué sería de ellas dos sin Dane, porque Laurel se está apagando a pasos agigantados y Stacie se encuentra en estado de shock. Resulta curioso ver a Hester negándose a apoyar el matrimonio igualitario, sino simplemente llamarlo «equidad» o «igualdad», como si no viniera a resultar lo mismo. Pero la realidad es que Laurel Hester no es una portavoz del colectivo, es simplemente una persona más con sus propias creencias y miedos. Y es que el matrimonio igualitario o la adopción son esas cosas que algunas personas que por elección propia no quieren tener descendencia o casarse, por lo que no les dan importancia hasta que un día evidenciamos que la igualdad de derechos y la consumación de éstos es necesaria, hagas uso de ellos o no, porque luego pasan estos dramas e injusticias.
Freeheld playa
Literalmente lo consiguen en el último suspiro, y Laurel muere en su casa, en brazos de su amada, que podrá disfrutar del reconocimiento de su relación de forma póstuma y del hogar que con tanto amor crearon.

Archivado en:Cine Etiquetado con:Ellen Page, freeheld, Julianne Moore

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Comentarios

  1. rocio dice

    08/05/2016 en 22:58

    Totalmente de acuerdo con el articulo, no sabia que esperar de la película pero me fui del cine sin saber si me gusto o no.
    La actuación de Julianne Moore me gusto mucho mas que la de Ellen Page, pero pasamos un rato entretenido. 🙂

    Responder
  2. cris dice

    16/05/2016 en 19:27

    Yo creo que el problema de la pelicula es que Ellen page no dio la talla, es hermosa y todo lo demás pero no tiene buena actuación y no hablo casi en toda la pelicula…

    Responder

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