Desde hace unas semanas se exhibe en los cines españoles la película norteamericana Criadas y señoras. Bajo la dirección de Tate Taylor, y con un reparto en el que figuran Emma Stone, Viola Davis, Bryce Dallas Howard o Sissy Spacek entre otros muchos actores, la película no es ni mucho menos una película de cine LGBT.
Pero al margen de las similitudes entre la lucha por igualar los derechos civiles de negros y gays, en esta deliciosa película también se recurre a algún tópico sobre la homosexualidad que es bastante corriente en muchos hogares cuando alguno de sus miembros no sale con alguien de su sexo contrario: el pensar que alguien es gay si no tiene novio o novia.
La película, que sin duda dará bastante que hablar en los Oscar, es una conmovedora historia que narra la vida de un grupo de criadas negras en el rígido y conservador estado de Mississippi de los años 60. La protagonista es Skeeter, una joven sureña de abiertas ideas interpretada por Enmma Stone que vuelve a su hogar en la ciudad de Jackson tras acabar sus estudios en la Universidad y que tiene el sueño de convertirse en escritora.
Sus ansias por aprender y por labrarse un futuro por el que no pasa obligatoriamente el matrimonio con un hombre choca con la cerrada mentalidad de su madre y de todas sus amigas, cuya máxima ambición en la vida es encontrar un marido para tener hijos y mantener la supremacía de blancos sobre negros en una clara segregación racial.
En este contexto, al poco de llegar a su casa, Sketter es interrogada por su madre sobre su futuro, preguntándole después de dar muchos rodeos si ella es lesbiana, visto el poco interés que muestra por los hombres. Una pequeña anécdota sobre temática LGBT para un película fantástica cuya trama central son las dificultades a las que tienen que enfrentarse las criadas que sirven en las casas de algunas de las más influyentes familias de Mississippi.
En este sentido, Sketter, que piensa convertirse en escritora, comienza a entrevistar a algunas de las criadas negras para conseguir sus testimonios y denunciar la segregación y la forma de vida a la que se ven sometidas en el sur de Estados Unidos. Así, dos criadas, Aibileen y Minny, le narran sus experiencias en una ciudad en la que los ciudadanos negros no podían compartir ni siquiera los baños con los blancos.
Vi esta película la semana pasada y me encantó. Las actrices se salen por la interpretación, y la verdad es que la trama está muy bien.
me agrada esta pagina y conoser mas al respecto sobre la comunidad gay