Soy un culo inquieto. Por eso ha hecho falta una pandemia para que me siente a ver las series y películas que tenía en el tintero. Otro de mis propósitos para esta cuarentena ha sido practicar euskera y bueno, en la intersección de ambos objetivos se encontraba ’80 egunean’. La verdad es que me ha sorprendido enormemente. Tanto, que no me explico cómo me ha costado verla toda una década. Pero más vale tarde que nunca. Contiene spoilers.
¿Quién no ha tenido alguna vez un amor imposible en su juventud? La verdad es que esta experiencia es extrapolable también a heteros, pero ya sabéis que si además os gustaba alguien del mismo sexo, esa relación tenía un toque todavía más trágico y prohibido. Para más inri – y aquí hablo desde la experiencia –, es que esa persona que significaba todo el universo para nosotras, se comportaba de una manera especial. Era algo más que una simple amistad. Se sentía como algo más que una amistad.
Quizás ella no se daba cuenta y lo hacía sin querer (aquí podéis poner el pronombre que queráis). A lo mejor estábamos interpretando mal los gestos, las palabras y los detalles… pero ¿tantas veces? No lo sé. En mi adolescencia asumía que, como era yo el bicho raro – nota para lectores jóvenes: soy del 85 y por aquella época no había una normalización en la cultura popular, ¡ay, cuánto hizo Maca de hospital Central! –, esto era algo que no entraba dentro de lo normal. Con el paso del tiempo me di cuenta que da igual que haya o no haya referencias o etiquetas, porque hay dos personas y sentimientos que fluyen de por medio.
Esta experiencia que nos ha forjado a muchos es precisamente la raíz de la relación entre Maite y Axun, dos amigas especiales de la infancia cuyas vidas han seguido caminos muy diferentes. Mientras que Maite es una profesora de música bastante moderna y abiertamente lesbiana que vive en Donosti, Axun se casó con un baserritarra y se fue a vivir a uno de esos idílicos pequeños pueblos de la Gipuzkoa profunda. Y es que ha llovido mucho desde que Maite y Axun tenían esa amistad tan especial: toda una vida.
Porque el reencuentro entre ambas se produce más de 50 años después y lo hace de una forma totalmente casual: Maite está cuidando de su hermano en el hospital y su compañero de habitación es el ex marido de la hija de Axun. El azar las junta, pero es Axun la que bajo cualquier pretexto vuelve a esa habitación de hospital para intercambiar unas palabras con Maite, alguien que tiene el curioso efecto de hacerle sentir mejor con ella misma (algo que ella misma verbaliza) y mostrarle un mundo más allá de criar a sus hijos y atender a su marido como una abnegada ama de casa.
Un detalle que te revuelve por dentro: mientras que el marido de Axun es incapaz de abrir él solo un bote de garbanzos, con Maite es capaz de conocer la isla de Santa Clara, un islote que se encuentra en la bahía de La Concha. Cuatro paredes y servicio abnegado frente a un nuevo mundo de libertad en todos los sentidos. Pero el precio a pagar siempre es alto: interiormente supone todo un descubrimiento pero exteriormente tampoco es fácil, con el miedo al qué dirán y tener que dejarlo todo atrás.
Afortunadamente para Axun, la vida le ha vuelto a poner en su camino a una Maite dispuesta a recuperar el tiempo perdido. Todo es cuestión de ser valiente. Aquí os dejamos el tráiler de esta película vasca de Jon Garaño y Jose Mari Goenaga en el que narra de una forma muy delicada y entrañable algo que no solemos ver (pero que existe y hace falta mostrar): las relaciones no hetero en la tercera edad.
En Ambiente G | Cine lésbico: Carol
El trailer es muy bonito y especial, me cautivo mucho y no veo las ganas de verlo ya. Gracias por semejante aporte