En 1972, la hija de Judy Garland y Vincent Minnelli, demostró venir rebosada de los mejores genes de papá y mamá y ‘ectoplasmó’ además los fantasmas de ambos dando inolvidable vida a una deliciosa perdedora, la ‘cabaretera’ Sally Bowles, en una de las interpretaciones femeninas más destacadas del Séptimo Arte.
Bob Fosse coreografió y fotografió los inmensos ojos y el fenomenal desparpajo físico de Liza, adaptando al cine ‘Cabaret‘, un prestigioso musical de Broadway que seis años antes había logrado tantos Premios Tony, como posteriormente la película lograría en Oscar, negándosele sin embargo el más preciado galardón que habría supuesto el Noveno, por culpa de un malencarado siciliano que hizo una oferta a la Academia, que esta no pudo rechazar.
Basados (musical y película), en el libro de Christopher Isherwood ‘I Am a Camera’, ‘Cabaret’ cuenta la historia del encuentro de Bowles con un joven inglés, Brian Roberts (Michael York), que se desplaza a Berlín cuando aún el nacionalsocialismo no se había apoderado del Pueblo y del Gobierno de Alemania, para teóricamente, completar sus estudios. Cuando Sally intenta seducir sin éxito al recién llegado, comienza a sospechar de la homosexualidad de este, aunque la atracción del segundo por la vida bohemia y anarquista de la cantante norteamericana derivará finalmente en más que una simple amistad, confirmando en apariencia lo que Sally había advertido: ‘Tus fracasos anteriores fueron porque eran tres chicas equivocadas‘.
Poco después, Sally presentará a Brian a un cliente habitual del ‘Kit Kat Club’, Maximiliam von Heune, un atractivo playboy multimillonario.
Entonces se abrirá un nuevo círculo que pasará a ser un triángulo del que únicamente Brian saldrá como aparente vencedor, Maxiliam será brutalmente pateado por jóvenes nazis, y Sally acabará reconociendo no sin un poso de amargura pero encarando la realidad con su llana sabiduría, que desde que nacemos no queda otra opción que admitir, que de la cuna a la tumba, la Vida es un cabaret, viejo amigo, sólo un cabaret.
Recordar es vivir… ¡Viva Liza… with a z!… genial, única…
No he visto la peli y es que las que llevan la palabra nazi, me cuesta verlas 😉
Más que la historia a la cual no recuerdo o no le presté mucha atención cuando la vi, me gustaron mucho los números musicales, Liza estaba poseída. Fue grandiosa; y vi muchas coincidencias de esta peli en Chicago, otro de los pocos musicales que he disfrutado.
Te diré una cosa Sonia… el tema «nazi» en esta película está muy light, si te decides a verla te encontrarás con una Liza Minnelli en la cumbre de su carrera, que a mi juicio si no como actríz… como cantante sin la más mínima duda (de lo mejor y que te puedo decir si me encanta la mujer).
A mi me paso igual que Po, más que con la historia me quede con la música y los bailes ^^ tendre que volver a verla ….
@ heartsqueen. Liza es sencillamente única, como lo fue su madre. Es una verdadera Fuerza de la Naturaleza y es maravilloso ver que tras todos los baches que ha pasado sigue siendo un icono irrepetible del Mundo del Espectáculo. Es una auténtica leyenda.
@ Sonia. Como dice heartsqueen, el ‘elemento’ nazi apenas aparece al fondo de la trama, aunque sea una constante porque la historia se desarrolla en los pocos años anteriores a la llegada de Hitler al poder en Alemania. El retrato del Berlín pre-fascista que enseña la película, demuestra lo extraordinariamente liberal que era Berlín antes de todo lo que vino más tarde. Es una peli que hay que ver!
@ Po. En efecto los números musicales se quedan grabados. Todos ellos. La razón por la que te puede recordar este musical a ‘Chicago’, es porque Bob Fosse, director de Cabaret, fue el creador del libreto y las coreografías originales de Chicago. Desgraciadamente Fosse murió con sólo 60 años de un ataque cardíaco después de una carrera brillantísima como compositor, coreógrafo y cineasta, y no pudo ver cumplido su sueño de llevar él mismo, Chicago al cine. Lo hizo Rob Marshall, un patata, con todos mis respetos, que no supo quitarse de encima la etiqueta de director televisivo e hizo una película filmada sin gracia. Lo único verdaderamente grande de ella fueron precisamente las composiciones y coreografías de Fosse, que fueron totalmente respetadas.
@ Claudia. Todo clásico es revisitable. Yo hacía años que no la veía y la ví de nuevo hace apenas una semana para escribir sobre ella aquí. Liza me emocionó más que nunca. Qué trabajo más inolvidable.
Existe otra gran película que se desarrolla en la misma época (del nazismo) y que fue filmada en 1977 donde se plasma lo «velado» que eran las relaciones gay en el cine de esos años, me refiero a «Julia» (basado en la novela Pentimento de Lillian Hellman), cuyos protagónicos corrieron a cargo de Jane Fonda (lo mejor de lo mejor) y Vanessa Redgrave. Vale la pena reencontrarse con este tipo de películas, para mi una de las mejores si no es que mi gran favorita.