En estas semanas, por malditos tecnicismos, Gay Cinema está de vacaciones, lo que no quiere decir ni mucho menos que haya acabado, pero mientras volvemos a ello, si os parece, procuraré, también semanalmente, escribir algo con el cine de por medio. Y esta semana os propongo una reflexión sobre una pelicula que he visto hoy. No se trata de un título con trama gay vertebrando la historia, ni aparentemente de refilón, pero tirando del hilo, o de la cinta que da significativo título a la película, he visto que hay tantas cosas extrapolables a nosotros que podía, de un tiro matar dos pájaros. Uno de ellos, recomendárosla sinceramente.
Michael Haneke, su director, es a mi juicio, el mayor genio del actual cine europeo, incluyendo a cualquier representante patrio al que la sóla idea podría no hacerle demasiada gracia. Analista intenso de los motivos que parieron el fascismo, el pasado y el presente, el veterano cineasta austríaco/alemán, deja siempre al espectador perturbado con sus propuestas directas, golpeando a pelo, con sus planos sostenidos, que obligan al espectador a ver lo que quisiera evitar ver, cerrando las puertas a lugares comunes, preguntas respondidas y finales felices. Haneke es un genio imprescindible en un mundo que se niega a escarbar en profundidad en la búsqueda de los verdaderos motivos de la aberración extrema a la que a menudo es capaz de llegar el ser humano.
Tras verla, se me ocurrió que lo que sucede en ella explica porque se nos odia tanto, sin que los que odian, acaben de entender, pasado el tiempo, por qué lo hacen.
La película está narrada en primera persona por el único adulto que aparentemente razona, durante toda la trama, y observa con cierto desamparo primero y con estupor al final, como una sucesión de extraños sucesos, aparentemente provocados, van jalonando la historia de un pequeño poblado alemán en los meses previos al estallido de la Primera Guerra Mundial.
En riguroso blanco y negro, una disciplina de jerarquías, de sucesos cotidianos que sin embargo no deben contarse y de intensa represión que responden sólo a la necesidad de mantener un orden estricto y tenso como los moños prietos de sus mujeres, acabarán por culminar un retrato sobre el horror que nadie parece está dispuesto a reconocer.
La película habla, y aquí es donde quisiera hacer la conexión, de que la única razón que lleva a la intolerancia y a la crueldad de unos seres humanos con otros basándose en dogmas presuntamente infalibles, es la incomprensión de los mismos, a la castración de los sentimientos por respetar unas reglas sociales que en el fondo nadie quiere respetar y que nos llevan a la condenación de la Humanidad.
Se me ocurrió pensar en qué cierto es, que la intolerancia con la Homosexualidad, cada vez más explícita en la sociedad contemporánea, responde exclusivamente al pánico del que no es gay, o del que siéndolo, siente auténtico pavor al castigo social o divino por serlo, a destruir con absurdas justificaciones, lo que floreciendo, no hace más enriquecer nuestra especie.
La Cinta Blanca habla de ataduras, de corsés, de pánicos inhumanos. Los mismos que han venido construyendo nuestra sociedad monstruosamente imperfecta. Sin embargo, para nuestro desamparo, Haneke, no es capaz de darnos una respuesta esperanzada. Quizás sólo aquella del narrador, que horrorizado frente a las consecuencias de lo vivido, decide dar un paso adelante, hacia quien sabe dónde.
En ello estamos, en dar pasos adelante. Prefiero pensar que el profesor, o qué tal nosotros, incluso en la víspera de una Gran Guerra, sobrevivió para contarlo (de hecho lo hace), demostrando así entonces, que quién único razonó, acabó siendo, al fin, el único superviviente.
Se tiene miedo a lo desconocido y al juicio de los demás, esto último quizas por que los primeros en juzgarnos somos nosotros mismos.
No es mi tipo de pelicula 😉
me han entrado ganas de verla:))
DAN, me parece bello el parrafo que copiaste.
Hay quedarnos la oportunidad de vivir y experimentar nuevas experiencias y no cerrarnos a un solo punto de vista, mientras tengamos la mente más abierta al mundo, mayor comprensión tendremos para entender al progimo.
Dan ,dices «si os parece, procuraré, también semanalmente, escribir algo con el cine de por medio» que sí , afirmativo, pero creo que después de esta joya de recomendación te la pusiste ¡chaachaann! 🙂