Hubo un tiempo en que era fácil ver a gente follando en las calles de San Francisco. Una época en que cuando se venía a esta ciudad, debías asegurarte siempre de llevar flores en el pelo. Entonces San Francisco era una ciudad joven y colorista porque era barata. Hoy las cosas son un poco diferentes.
La ciudad más bonita de la Costa Oeste gringa, la más europea de los Estados Unidos conserva los mismos encantos físicos de antaño. La invariable estética de sus calles asentadas sobre colinas capaces de hacerte añicos los meniscos, su escrupulosamente respetada arquitectura victoriana, el espectacular distrito financiero, la fascinante vida cultural y de copas nocturna del barrio de Mission, la «alegre» ética del distrito de Castro y los ecos vivos de Janis Joplin, Jimmy Hendrix y Joan Baez en el área de Haight Ashbury, por ejemplo, hacen de ella una ciudad igualmente inolvidable, pese a que el elevadísimo precio de sus viviendas vayan arrinconando a una cada vez más sufrida clase media, para hacer de la gema del Pacífico lo que ni de lejos fue en los 70, por ejemplo: Una ciudad pretenciosa que va virando más hacia pieza codiciada para turistas europeos ansiosos de inmortalizarse desde el mirador del espectacular Puente Golden Gate, cuando este no está devorado por la espesa niebla casi permanentemente presente en la Bahía, o para grandes inversores o jubilados de alto poder adquisitivo, hambrientos de hacerse con más de una habitación con vistas.
Así y todo, San Francisco continúa siendo considerada una Ciudad Santuario, por su inusual, frente al resto del país, política de protección de indocumentados, y por seguir escribiendo, en lo que a nosotros se refiere, páginas de nuestra historia. La más reciente, la confirmación por parte del más alto Tribunal del Estado, de que nuestro amor debe ser reconocido por la Ley.
No es casualidad, realmente, que en la última aventura en comics de los X-Men, los célebres mutantes tres veces llevados al cine, hayan decidido instalarse aquí, sin intención aparente de moverse de vuelta a su mansión de Westchester County, en Nueva York.
Los X-Men, creados por los legendarios Stan Lee y Jack Kirby fueron tradicionalmente unos apestados por su condición de mutantes, de diferentes. Y sus analogías con la realidad homosexual fueron argumentos, con seguridad de infinito peso, para mover a Bryan Singer a hacerse responsable de sus dos primeras entregas cinematográficas, así como a los promotores de la tercera de ellas de trasladar la acción al Area de la Bahía.
Por ejemplo:
-Los X-Men no descubren sus superpoderes hasta la pubertad. O al menos tratan de esconder este «hecho diferencial» hasta que encuentran a otros como ellos.
-Los mutantes sufrieron (mayormente en los comics de los 90), los efectos del virus Legacy, que no fue entendido al principio. Muchos mutantes fallecieron antes de que el tratamiento fuera descubierto.
-Los anti-mutantes se hacen oir con frecuencia en los comics del Universo Marvel.
-Son constantes los esfuerzos hechos para intentar curar la anormalidad de los mutantes, haciéndolos humanos normales. Sin poderes especiales.
-Una de los frentes de lucha más importante de los X-Men es la política. Buscan que sus derechos sean equiparados a los de los humanos sin poderes.
¿Hacen falta comentarios?
Viene al caso una curiosa noticia científica que se publicó hace no tanto. Según investigadores de la Universidad de Copenhague, los ojos azules son fruto de una mutación genética que se dió en un sólo individuo hace entre 6.000 y 10.000 años al Noroeste del Mar Negro.
Originalmente el ojo humano era marrón. Pero la mutación de un gen adyacente al OCA2, redujo la capacidad de producción de melanina en el iris, y tuvo como consecuencia la incapacidad de producir ojos marrones y la aparición de los ojos azules. A partir de entonces, gran parte de la población agrícola de la zona emigró al Norte y llegó a Europa. El hallazgo es resultado de más diez años de estudio y según los científicos, esta mutación genética no es buena ni mala, y como el color del pelo y la calvicie, ni aumenta ni disminuye la expectativa de vida…
Y me pregunté yo entonces, ¿y si resulta que en efecto también nosotros somos mutantes?
Repito: ¿Hacen falta comentarios?
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Me he encantado!! ^o^
Siempre he visto la analogia entre superhéroes y los gays y por fín alguien lo comparte.
LLevo un rato pensando en que más agregar a la lista de ejemplos pero nada. Como mucho que a las mujeres se las menosprecia (pero eso es machismo en general) o los estereotipos de superhéroe (o gay) super cachas que no aceptan a los más «normalitos» (toma enlace para tu anterior post jaja).
Y sí, somos mutantes y mucho, sino seguiriamos teniendo la apariencia de simios muy peludos que algunos humanos menos mutados aún conservan y otros esconden a base de cera tibia.
Un beso grandote Dan 😉
Hay todavia quien no ha evolucionado, y no le vendria mal, mutar un poquito.
Me ha encantado la analogía.
Mmmmmm. discrepo. San Francisco es precioso, pero mas europea es Boston…. y con la cuarta parte de turistas…