Lo ha vuelto a hacer. Ralf König ha conseguido, de nuevo, arrancarme carcajadas mientras leía su última novela gráfica. Había perdido la esperanza cuando König se metió de lleno en los temas religiosos, ya que, para mi gusto, sus cómics habían perdido parte del encanto al que nos había acostumbrado. Tras su última novela gráfica ‘Estación Espacial Deseo‘ había recuperado muy mucho la esperanza, pero con esta segunda entrega vuelvo a tener confianza plena en él.
Las aventuras de Barry Kojonen en el espacio dan ya para una saga interminable de planetas y polvos. Barry, después de atravesar un agujero negro, acaba de taquillero en unos cines pornográficos intergalácticos. Para su desespero, mucho marciano pero allí nadie tiene pecho peludo ni pezones con los que jugar. Aunque por muy lejos que te vayas, hay llamadas que no puedes evitar.
Ralf König consigue crear un mundo lleno de secundarios molones con los que reírte. Además, como buen seguidor de la ciencia ficción sabe que puede hacer lo que quiera cuando quiera, así que de la mano de Paul, da giros a la historia sin tener que dar mucha explicación real. Pero sin perder el humor. Con pinceladas y referencias a directores como Kubrick o Ridley Scott. Aprende, Nolan, aprende.
El tomo es largo, 232 páginas a todo color, que también se agradece. Menos penes de los deseados pero bastantes polvos y morbo intergaláctivo, que siempre gusta. Ideal para regalar este verano y para completar tu colección de cómics de König.
Web | La Cúpula
En Ambiente G | Nueva edición integral de ‘El condón asesino’ de König
Me encanta König. Siempre estoy al tanto de lo que va sacando para correr a comprarlo.