Cada vez que regreso a esas tierras en la crecí, me vuelven a la cabeza todas las razones y sin razones por las que deseaba, con todas mis fuerzas, escapar de allí.
Cada vez que regreso compruebo que el tiempo allí no avanza, retrocede. Allá donde vaya, ya sea una cafetería o la tienda de la esquina, la misma gente de entonces ocupa los mismos asientos, tienen los mismos comentarios, los mismos pensamientos… pero su cara refleja que ha pasado un año más. Es más, a alguno parece que los años se los regalan en paquetes de cinco, como si fuera una oferta.
Es entonces cuando me doy cuenta que el tiempo no es que se ha parado, son las personas que allí viven las que parecen tener el cerebro y el corazón congelados.
Es como si el mundo cambiara: pasan las guerras, los gays se pueden casar, el cristianismo es casi una agencia de celebraciones de boda, vuelve la moda ochentera, los gays pueden adoptar, la familia ya no es una sino que son muchas… y sin embargo, aquellas gentes reciben todos estos cambios pero no se inmutan. Todo les resbala, todo les pasa por al lado. Su propia vida pasa por su lado, sin que ello les haga reaccionar.
Qué triste y que difícil es ser gay en un pueblo “congelado” en el tiempo.
Y no solo en prueblos… sino en ciudades de Castilla con un buen número de habitantes. A veces cuando vuelves ves algún pequeño cambio… o te parecen más guapos los chicos de lo que te parecían antes de marcharte, pero si intentaras llevar una vida plena aquí otra vez probablemente te encontrarías con el mismo muro.
entiendo lo que dices Arturo, aunque nunca me ha pasado nada semejante, ni he sentido esa sensación que tan bien describes… ¿De verdad es tan duro como cuentas? Que horror…
En fín, el aceptar la homosexualidad tampoco es algo de evolución, en el sentido de desarrollo… mira EEUU como ejemplo… un desarrollo industrial increible, primera potencia y mira…
Esperemos q todo cambie y podamos suspirar!
Viva ambienteg.com
Me gustó esta entrada, y es verdad lo que dice, la gente sigue chapada a la antigua pase el tiempo que pase se hagan los cambios que se hagan…
Carlos, no eres un cobarde. Simplemente te pasa lo que a muchos nos pasa o a pasado.
Yo antes vivía en una ciudad de casi 400.000 habitantes y sin embargo más retrógrada que muchos de los pueblos “congelados” .
La diferencia está, en que en estos pueblos las cosas pasan resbalando. Pueden señalarte, hablar hasta la saciedad de ti… en el fondo eres la única diversión del mes y de lo único que pueden hablar.
Sin embargo, en ciudades más grandes es donde el desprecio aún puede ser más hiriente. Parece que uno no va a ser discriminado, pues sus habitantes son más jóvenes, con más años de escolarización, etc y sin embargo algunas de estas ciudades son auténticos focos de antiguallas.
Sin ir más lejos leer el post sobre Valladolid.
A mi suelen decirme que tengo suerte de ser gay y vivir en una ciudad, pero nada de eso.
En mi caso he etado en pueblos en los que el mas joven tenia 50 años y eran mentalmente mas abiertos que en mi ciudad.
Vivo en una ciudad de Barcelona (lo dejo en que es una de barcelona)en la que ser gay es imposible, no existimos y si existimos ya nos podemos preparar. No es la tipica ciudad marginal o que por el numero de habitantes se podria considerar pueblo. Somos unos 117.000 habitantes, cada uno mas retrogrado que el anterior. Odio mi ciudad hay muchas cosas que no me gustan de ella aparte de la gran homofobia que sufrimos.
En la ciudad solo hay dos gays «reconocidos». Van por la calle como quieren y hacen lo que quieren. Ahora ya ha perdido la gracia el meterse con ellos pero han pasado años y años oyendo insultos al salir de su casa y mirados con cara de asco por darse un beso.
A mi simplemente no me apetece luchar por una ciudad que desde mi punto de vista, no se merece sufrir por ella por lo que huiré de aqui en cuanto pueda.
A algunos os parecera una decisión covarde y otros sabreis lo que es y pensareis como yo.
Simplemente no me apetece vivir censurado.
Es que Valladolid… aunque tenga los habitantes que tenga, sin llegar a ser una gran ciudad, pero ciudad de un buen tamaño, sigue siendo «la España profunda».