Hace apenas dos días coincidí sin pretenderlo con un antiguo amante. Hacía años que no nos veíamos, y la última noticia que tuve de él fue que tenía idea de adoptar un niño. Necesitaba ansiosamente ser papá. Por eso me alegró doblemente verle enseñándole a su precioso hijo mestizo cómo sacar fotos con su pequeña cámara digital.
Recuerdo a Alex siempre con una enorme sonrisa en los labios. Increíble amante, dulce amigo, triunfador en el difícil arte de la abogacía y genial anfitrión, es de aquellos con los que a punto estuvo de suceder algo mucho más serio. Su incontrolable tendencia a la promiscuidad enloquecida hizo que pasase de echarlo de menos a echarlo de más, sin embargo, verlo junto a su pequeño, más estable que nunca, y escuchar de sus propios labios que ser papá lo había cambiado, me emocionó sinceramente.
Alex es un ejemplo más de aquellos con los que mantuve grandes o pequeños romances, o amistad y polvos, o amor a medias, porque uno quiso y el otro no se atrevió, o de dos velocidades porque uno tiraba más de lo que otro podía o sabía entonces ceder, o porque uno de los dos no amó más allá del aroma y el sabor de nuestras pieles y nuestros besos. Es uno de esos inolvidables amantes a los que jamás podré odiar, con los que de vez en cuando me veo, con los que ocasionalmente me escribo para asegurarme de que siguen avanzando, de que conocieron por fin el amor verdadero, de que su sóla existencia sigue siendo una fiesta para todos los suyos.
Hace un tiempo, una querida amiga me preguntó cuántos amantes había tenido. No supe responderle. Me preguntó si alrededor de cien. Sin hacer la menor cuenta le dije que con seguridad unos cuantos más. Al rato, se me ocurrió hacer cálculos entre los años que llevaba teniendo sexo con tíos y lo promiscuo que he sido hasta hace bien poco, salvo en las épocas, en que fiel a mi principio, obsoleto o no, de fidelidad, fui del todo fiel a aquellos a quienes quise considerar parejas. Me sorprendí a mi mismo al concluir que habían sido más de mil.
Y entonces practiqué un sano ejercicio mental, el de intentar recordar, si no todos, muchos de ellos, más allá de los que más inmediatamente venían a mi cabeza, jamás por encima de un par de docenas. Y curiosamente empezaron a aflorar uno tras otro. De cada cual, aunque fui incapaz, obviamente, de recordarlos todos, siempre saltó a la superficie un gesto, un olor fugaz, un beso húmedo, un guiño, un rumor en el cuello, un arqueo, que fue enlazando a cada uno.
Me dí cuenta entonces de dos cosas. Por un lado, cada cual dejó para siempre, al menos un fugaz recuerdo inolvidable que construyó mi historial de amar y sentirme amado a través del gesto más puro de afecto entre dos seres humanos. Por otro lado concluí que por mucho que algunas rupturas resultaron ser traumáticas, hasta que estas llegaron, fueron una pequeña o gran semilla de afecto que contribuyó al manto armónico de la vida amorosa de cada uno.
Como yo, muchos vivimos con la frustración de no haber amado durante tanto tiempo como se amaron aquellos de los que mamamos la mayor referencia, nuestros padres. Como otros no tan pocos, estoy sin embargo agradecido a cada cual que me hizo sentir único en la Tierra durante un tiempo, dejándome con la maravillosa sensación de amar y haber amado verdaderamente.
Y noto que ese sentimiento es compartido cuando veo a Alex y me abraza, y cuando me escribe aquel con quien hace tiempo no comparto sábanas para preguntar “¿cómo andas?”, o de aquel que en tiempo de cierta dificultad me dijo “Oye, sin compromiso, mientras eso se arregla, te quedas en casa”. Por eso, a riesgo de que algunos me acusan de escribir mirándome el ombligo, pensé que esta no es sólo mi historia, sino también de la de al menos varios de ellos, y así como de ellos, posiblemente también de muchos de vosotros y también, cómo no, de al menos algunos de vuestros amantes inolvidables.
¡que bonitooooo! es una forma muy tierna de contar los encuentros y desencuentros.
Precioso.
wow….. en serio si alguien no te lo dice, creo que nunca te pones a pensar en todos ellos…. en serio esto fue muy profundo y a la vez muy hermoso! :’) que lindo Alex, si es sierto un hijo te cambia la vida…y es tambien muy sierto que aquellos empiezan a aflorar de nuestro interior con esos preciosos gestos de amor! gracias Dan! :’)
Maravillosa la redacción, muy profunda y, sobre todo, muy acertada… todos hemos tenido amantes que de alguna manera nos han cambiado y nos han moldeado en nuestra manera de amar y sentirnos amados..
Bravoo 🙂
Hermosa narración, despierta antiguos recuerdos de forma hermosa.
Wow! Menuda entrada. ¡Muy bonita, sí!
ohhh , muy chula la entrada ! y yo no creo que te mires el ombligo con ada de lo que escribes Dan . Al fin y al cabo las personas que escribis en el blog sois eso , personas . Y teneis vuestras historias , y vuestras vidas .
Tu relato me ha despertado una sonrisa , y mira , justo anoche que no podia dormir , en mi calle se escuchaba esta canción , no se de donde venia ni quien la cantaba :
«Otra vez sin decir nada de mi
otra vez voy pasando por ahí
donde voy procurando sin hallar
puede ser que te vuelva yo a encontrar.
Otra vez por aquello que soñar
echaré ilusiones a volar
amaré todo cuanto pueda amar
y dejar en el olvido cuanto yo deba olvidar.
Otra vez voy pasando por ahí
otra vez con mi cara tan feliz
si a tu amor yo llegué porque llegué
de tu amor yo salí porque salí».
La canción , que ya conocia es de Cheo Feliciano , pero me viene al pelo por la entrada , como la gente entra y sale de nuestras vidas y dejan su huella en nosotros aún sin quererlo .
un abrazo a todos!
jdr k envidia xD cuantos polvos habras exao y yo aki en un armario (con aire acondicionado y un macbook pro eso si) y sin saber lo k es tener un tio a tu lado…
Dios, más de 1.000, nooo!!; yo creo que los mios todavía los puedo contar con los dedos de la mano… pero soy un casado feliz. Me enamore (virtualmente) de alex quiero saber más de él jaja. Me gusto el relato.
@ juan90. Gracias Juanito 🙂
@ Sergio. Nunca te pones a pensar en todos ellos hasta que por algún raro motivo lo haces! como fue este. Como ves, no dejo de repetir la palabra Amor durante toda la entrada. No concibo un polvo sin amor, sin ternura, sin un silencio que sabes que significa mucho más que una pausa. Vivir de amantes es otra forma de amor, pero para mí, sigue siendo Amor, así, con mayúsculas.
@ sonia. Será que no miro atrás nunca con rencor, y si lo hago no me dura más de dos días. Adoro los encuentros y las permanencias más que los desencuentros pero los desencuentros hay que acogerlos como parte de tu historial sentimental. Te hacen más sabio, luego mucho más fuerte, y te hacen valorar más al amor que viene, aunque lo haga por un tiempo muy breve.
@ ozwell. Ya lo creo, nene. Nos contruye emocionalmente. Puede haber tantísimo amor en un sólo polvo. No te digo nada, si eso se repite con frecuencia con el mismo tipo.
@ kaizer19. Gracias Kaizer 😉
@ jadhol. Thanks babe
@ harry_callahan. Muy muy acertada tu referencia, nene. Muchísimas gracias por ella. Creo que no hay una sóla presencia en nuestra vida que sea prescindible o que no tenga al menos un poquito que ver en cómo se desarrolle nuestra historia futura. Me acordé ahora también de un ex amante de muchos años, curiosamente también abogado, con quien fui a cenar hace unas pocas semanas. El venía con su actual pareja junto a quien es enormemente feliz. Fue precioso que quisiera compartir conmigo, su ex amante, su Felicidad.
@ Think Different. No te prives de ningún modo de tener sexo o relacionarte de forma más seria con algún tío por estar en el armario. No te niegues ser feliz en ese sentido. Se puede vivir dentro del armario y tener una vida sexual plena y feliz. Hazme caso!!
@ po. Jajaja, el número es lo de menos!! Prometo que cuando me vea algo más inspirado, os meto doblado un relato erótico con él incluído. No os asustéis cuando lo haga!
besotes a todos.
al leer este post me han dado ganas de sentir un verdadero amor no un amor adolescente que se esfuma con cualquier cosa sino el amor de verdad que bueno que lo has vivido y como dices cuando una pareja se separa ambos reciben una lección del otro y de ahi es donde como seres humanos crecemos y aprendemos
me encanta cuando escribes éste tipo de posts, me ha hecho reflexionar y ahora pienso que no estuvieron tan malos algunos amantes que miraba con rencor o que intentaba olvidar…jaja
Definifivamente todos dejan una huella en nosotros
Dios… me ha ENCANTADO esta entrada.
de verdad. Y es que realmente es una sensacion genial cuando tienes noticias de alguno de ellos bien porque te los encuentras o bien por que te escriben/ les escribes. Es una especie de cariño extraño, que de hecho mis amigos heteros no consiguen entender. Creo que cuando cruzas la linea de los sentimientos fuertes es cuando ya es mas dificil que quede ese cariño, el cariño de los que se comparten pero no se acaparan.
Voy a volver a la promiscuidad! jajajajaj
Gracias por el texto Dan.
🙂
Siempre me encantan tus post, Dan 😉 Besitos dsd Murcia 😉
ooh, me ha encantado 🙂
hacía mucho que no escribia en el blog, pero os sigo leyendo todos los dias!
^^
Que razón, cada persona que pasa por tu vida te marca, y si es un amante, un amor, un rollete…más aún, porque te conoces y te construyes como persona y también como amante. Dan, todo lo que nos escribes nos encanta, no pienso que te mires en el ombligo o quieras ser demasiado protagonista.