Cuando el otro (grandioso e histórico) día compartí la noticia de Castigador de la portada de la Gaceta en mi Facebook vine a poner algo parecido al titular que acompaña este post. ¿No te resultaría absolutamente absurdo que a día de hoy alguien siguiera llamando Airtel a Vodafone? ¿O que siguieras diciendo Telefónica Móviles en vez de Movistar? ¿O que siguieras subiendo tus fotos a Fotolog en vez de a Instagram?
No hacemos ninguna de estas cosas porque cuando legalmente algo cambia de nombre o se queda obsoleto, lo dejamos atrás. Al igual que dejamos la adolescencia (bueno, no todos) o que dejamos atrás el parvulario. Las cosas avanzan. Puedes quedarte estancado y no querer avanzar. Negarte a tener Whatsapp o a abrirte un Facebook. Pero es negar lo inevitable.
Algo así les está pasando a las mentes más retrógradas de este país. Están haciendo la técnica de la perra: dónde mea una, no mean las demás. Pero en versión vocablo, no de watersports. El matrimonio es suyo, como Salou es de Fresita.
Las susodichas mentes retrógradas quieren que la palabra matrimonio sea sólo de ellos. De nadie más. Si no eres un hombre blanco bien patrio y una mujer sumisa blanca que tiene hijos non-stop, no puede ser matrimonio. Tiene que ser así porque así ha sido siempre. Igual que de siempre se tiraban los excrementos por la ventana a mitad de la calle, ¿te acuerdas? O como cuando la electricidad era un lujo y la tele era en blanco y negro. Tiene que seguir todo así. ¡Claro que sí! De hecho, propongo que Intereconomía sea en blanco y negro y que pase a llamarse el UHF. Y que las noticia sean el parte.
Imagino que estos señores y señoronas, en su ánimo de que nadie les quitase la palabra matrimonio, incluso preferirían un matrimonio de una chico negro y una mujer blanca o de una asiática con un españolito de ojos verdes. Su racismo queda en un segundo plano, porque son hombre y mujer y eso a Dios la gusta (recordad, Dios es una mujer).
Ahora, legalmente, ya lo podemos llamar matrimonio, pero ¿a quién le importa? Quiero decir a todos y todas las que habeis participado en el post de las bodas, antes de la resolución ya lo llamabais matrimonio, no? Ya os considerabais familia. Aunque no quiero desmerecer la importancia de que el Tribunal Constitucional lo hayan declarado constitucional, quiero resaltar que ya era real antes de que nos lo dijeran. Ahora legal, sí, pero ya era real.
Dejemos que los gacetistas e intereconómicos lo llamen Airtel, que lo llamen Auna, que lo llamen Tamara, que lo llamen EGB, porque nosotros ya lo podemos llamar matrimonio. Porque lo importante no es la palabra, si no el contenido, es más importante el amor que junta a una pareja, que la palabra que la define.
En Ambiente G | Los gays celebran y ‘La Gaceta’ patalea: “Será constitucional, pero no es matrimonio”
Tienes toda la razón del mundo, muy buena reflexión.
¿O que siguieras diciendo Telefónica Móviles en vez de Movistar? Más bien seria MOVILINE que estos son muy catetos y antiguas 🙂
Mas claro, el agua…
Yo lo que no entiendo es como una gran una parte de los gays (los curas) no soportan que tengamos el resto de los gays y lesbianas los mismo derechos y deberes que todos los heteros. ¿Tan jodidas están sus vidas?. Salid del armario y dejáos de disparates y burradas, que todavía estáis a tiempo de ser felices.
Por muchas excusas que quieran buscarse, es matrimonio y si les pica que se rasquen
Eres el mejor, chapeau
Para ellos ver un iPhone o un Nexus ultimo modelo es horrible!! Estan muy felices con su Nokia 3310, con su «Amena» de toda la vida, la televisión Radiola y el frigorifico Kalvinator, y de ahí no los saques. Con lo feliz que se vive viendo felices a los demás…