… como de metro ochenta, labios gruesos y espalda, hombros y biceps de jugador de fútbol americano. El culo blanco, redondo y firme, como el más delicioso pan de campo, manos grandes, dedos largos, cuello denso de tendones, tobillos fuertes, nariz recta, cabello duro y ojos azules como el mar con el Sol a nada de ponerse sobre la línea del Horizonte.
Lo quisiera de voz suave pero con quiebros en el susurro que acentuasen su masculinidad, apasionado, divertido, simpático, amante de mimar cuando fuese conveniente, capaz de alegrar un mal día con una vuelta de tuerca inesperada. Optimista, reflexivo, entregado, dialogante, sabio en los consejos, prudente ante nuestras dudas, presente en los momentos perfectos, ausente por un rato cuando la necesidad de disfrutar de mi espacio a solas se hiciese necesario.
Me gustaría que fuera amigo y amante perdurable, y fiel, enemigo integral de las relaciones abiertas, que no me incomodase en lo más mínimo porque en un descuido lo pillé mirando de reojo, el culo delirante de otro. Que fuese el perfecto edredón de la cama, cálido, silencioso en las noches, dulce en las mañanas de vainilla y abrazos recién horneados.
A poder ser, que fuese buen cocinero, instructor de snowboard, vuelo y kitesurf, paciente y perseverante. Intenso en sus ambiciones, percha ideal de trajes, shorts y camisetas. Hijo favorito de su madre y amor primero de sus sobrinas, encantador vecino, impecable anfitrión, sobresaliente y emprendedor en cada propuesta profesional.
Es lo que pienso de vez en cuando, cuando reniegas de una ambición importante porque te da pánico abandonar tu trabajo seguro, o cuando decides que no, no hay fiesta y me dan ganas de ahogarte, aunque luego me reprimo y te suelto un beso, cuando ahí habían oportunidades de buen networking o no saludas esa mañana al vecino por el ruido de anoche y se te pasó llamar a tu sobrina por su cumpleaños pese a que tu madre dejó recado en el buzón. También cuando no te quitas esas cuatro camisas de encima, porque según tú, el amarillo no te va bien, aunque venga, vale ya, la camiseta blanca sobre los jeans negros desgastados te quedan impresionantes. Y ni siquiera me has dicho de ir a pillar olas juntos, no por hacerlo sólo, sino porque te sabes patoso sobre algo más grande que tú en movimiento.
Y no te hace demasiada gracia que te acaricie la espalda por la mañana, cuando sé que empiezas a desperezarte, salvo cuando tú decides que ya sí, y te abrazas a mí y no te reprendo, pero sé cuándo dormías y cuando no porque los ronquidos tuyos arman más escándalo que el vecino al que ninguneas. Y cuando conduzco, y vas de copiloto porque llevar el volante te estresa, sigues con el reojo de zorrocloco a los estudiantes que van saliendo de la fraternidad al gimnasio mientras intentas seguir mi conversación distraida, obviamente sin éxito alguno. ‘Sólo puedo hacer una cosa a la vez‘, me dices con frecuencia. Ya, hijo. Sin embargo confío en tu fidelidad pese a aquella vez que me dijiste que tras cuatro años pues uno eventualmente caía…
Estás ahí casi siempre que te necesito… y cuando como un mal estratega te invito a que te des una vuelta a ver qué tal de horarios anda el cine de al lado, y me dices que mejor lo miras en internet, o te digo de ir a buscarme un libro tres manzanas más allá y me recuerdas que en Amazon los compro sin pagar impuestos …también estás cuando necesito estar sólo. A veces eres tan intenso que más que dar consejos, das collejas verbales o te pones malo pensando en que la crisis va a dejarte sin empleo mañana, cuando, coño nene, con esa cara y ese cuerpo de all american boy y tus dos títulos y los 15 años de experiencia en marketing, NADIE te va a decir ‘le llamaremos mañana‘. Y amo tu voz porque es tuya, pero es que eres incapaz de hablar en susurros porque es tan divertida aunque tan aguda, que en el cine, o en el teatro te pido que calles porque se entera todo dios de que llevas un calentón tremendo encima y no puedes esperar a llegar a casa.
Y eres de pelo fino, y pies pequeños. Tu cuello más que denso es duro hasta dolerme los dedos al masajearte. Tus manos son cortas y tus dedos chicos y los labios finos, y hasta dos meses después de empezar a salir no me dijiste que llevabas lentillas sobre esos preciosos ojos azules, y tengo que ponerme un escalón más abajo que tú para que alcancemos a darnos un beso, sin que tengas que ponerte de puntillas o yo deba doblar las piernas al despedirnos en tu casa o en la mía.
Y vuelvo a pensar y me digo que a tomar por culo la cibernética, que a veces me quejo demasiado, del mismo modo que vivo mi felicidad intensamente y que quizás esa pasión por todo lo bueno y ese tomarme lo malo a tremendas para intentar hallar soluciones inmediatas me hace dar vueltas absurdas a la cabeza, porque con tus imperfecciones eres jodidamente perfecto, endiabladamente carismático y cautivadoramente seductor. Y que estando lejos, echo de menos tu voz escandalosa y tus pánicos absurdos a cambiar de rumbo y tu tierna mirada astigmática al darte por fin la vuelta en la cama, para buscar mis besos con tus besos y confirmarme así cada mañana que te sigo queriendo, dure esto el tiempo que dure, y que sé, que si en seis meses o en seis años, nuestro amor se acaba, tras tanto amor, tu nombre, sin duda, envenenará mis sueños.
Joder!!! Ya me gustaría que me dedicasen algo así alguna vez. Normalmente soy yo el de las notitas, el de los detalles, el de las cartas de amor… (y sigo más sólo que la una). Dan, has conseguido que se me salten las lágrimas… Tu novio tiene suerte al tenerte a ti, y tú al tenerlo a él. Esforzaos por continuar ese amor, pues por muy delicada y frágil que sea una planta, siempre es posible mantenerla fuerte y viva.
A mi me pasó lo mismo, era de lo mas deseado, de los mas guapos, de los mas cariñosos…. empezamos a salir, le echo su hermano de casa, nos fuimos a vivir juntos, yo no tenia necesidad, ya que en casa de papa y mama se vivia de cine, saliamos todos los fines de semana… eramos felices, cayó de baja, las medicas de la mutua se lo pusieron dificil y sin curarle del todo, lo mandaron a currar, lo echaron del trabajo, tuvo un accidente de trafico con el coche de un amigo, depresivo, ya no tenia ganas de ver a nadie a diario, solo se podia salir los fines de semana por que queria ver a gente, que estaba solo todo el dia, uno tenia que trabajar para traer el dinero a casa y como uno es autonomo no hace mas que echar horas para llevar el negocio para adelante, se le paga las deudas, el coche casi de mi bolsillo, seguros, itvs, pero siempre pensaba que la suerte de mi chico cambiaria algun dia, pero no. Terminó por acomodarse, ya no hacia ni la casa, que todo lo pagara el muá, entonces decidí que era el momento de ponerle de patitas en la calle y que volviera en casa de sus padres con su hermano, que al final termiñó tragando con su hermano gay. Ahora yo tengo otra pareja y no veais que diferencia. El ahora se ha forzado y tiene trabajo, lleva una vida normal y por lo menos le ha cambiado la suerte. Lo que hace el no tener a alguien que sangrar al lado. Solo decirte que si es algo que ya es inaguantable, hay que ser fuerte y romper con la relación, por que si no se ve el otro en apuros no cambian, al contrario cambian pero para mal.
Otro gran post, Dan. Besotes!!
Genial el texto. Yo es que me gustan ciertas imperfecciones de las personas, que vale que lo perfecto es lo idóneo, pero puede acabar aburriendo. Prefiero tener un novio patoso que tropiece de vez en cuando (al igual que un servidor) y reírnos de ello.
Genial, Dan!!! Tu chico ya puede estar contento… porque eso no se le dice a cualquiera.
Por cierto, al despertarme yo tb necesito un minutillo de intimidad!!!
Jo Dan, eres un artista! Que bonito 🙂
me encantan todos los posts que escribes, este es especialmente hermoso. Casi se me sale una lagrimita.
Gracias nenes 🙂
En realidad el post no habla de una sóla persona sino que es un compendio de tres que han sido muy importantes para mí, pero ni siquiera es un homenaje a ellas, sino una reflexión sobre un hecho que desquicia: Buscamos al hombre perfecto y hacemos esperar o damos de lado al ‘perfecto imperfecto’ que tenemos al lado. El que se retrasa en no sé qué, el que no limpia las lunas del coche, al que se le escapó un pedo en la cama, jajaja… Al final todo eso, más todo lo bueno que nos enamora, es lo que queda en el recuerdo cuando estamos lejos de él. Viva la imperfección 🙂
radical se agradece que cuentes tus experiencias resultan interesantes 😉
Dan una vez mas genial, me gustaría verte como bloguero de «el mundo» ahora que se ha ido el mamarracho de martin lobo(bloguero gay), mereces ser leido por muchos más.
radicalsps, me acaba de pasar lo mismo…ya sé que mal de muchos…pero tu comentario me ha servido para sentirme reforzado en mi posición de que cuando le dejé, hice lo correcto…
…aunque le hecho de menos todos los días…
Dan soy adicto a estos posts tuyos me lo acabo de leer y en vdd me siento tan identificando con eso del escalón porq eso me pasa (yo soy en q esta un escalón abajo).
Gracias Orion 😉 En estos tiempos de crisis, cualquier currito es bienvenido. Cómo contacto con esa gente!!
Hey Red, si tienes que ponerte un escalón más abajo, ya eres de los míos. Me enloquecen los que son cinco centímetros más bajitos que yo, jaja… cosas de activo :S