Érase una vez una funcionaria de prisiones de la cárcel de Palma que, el pasado viernes, decidió ir al aseo de señoras. Cuando iba a entrar, de éste salía un preso subiéndose la cremallera del pantalón. La funcionaria, sorprendida y con la mosca detrás de la oreja, entró al baño y, para su estupor, se encontró con que otro compañero funcionario estaba allí dentro.
La mujer decidió interrogar al preso, quien acabó cantando que lo que había sucedido en el baño era que el funcionario le había hecho una felación. Eso sí, había sido el empleado público quien había convencido al interno para que se dejara hacer. Ella redactó un informe con lo sucedido y se está investigando todo…
Según lo denunciado, el funcionario podría haber cometido un delito de abuso sexual por prevalimiento, tipificado en el Código Penal en los artículos 181, 182 y 183. Y colorín, colorado… ya se sabe que hay mucho vicio en todos lados…
Vía | El Mundo
Este tema de las prisiones me recuerda un libro que leí hace poco, sobre el sistema penitenciario americano y lo que se «cuece» ahí dentro. Todo un sistema de roles tremendo, donde los «hombres» protegen a los «chicos» a cambio de sexo (a menudo forzado). Para estremecerse… Está basado en una historia real, os lo recomiendo, se titula «Fish» y el autor es «T.J. Parsell»
Me lo apunto Albaricoque…
Un abrazo!
Esta seguro que es una amargada…
O lo mismo es que no le dejaron que se uniera, jajajaja.
Un abrazo!