El próximo viernes, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer. Ese día, millones de mujeres (y de hombres sumados a la causa), saldrán a la calle para exigir una igualdad real y celebrar el importante papel de la mujer en todos los ámbitos de la historia y la sociedad.
Dentro de esta fecha, no hay que olvidarse de las mujeres que forman parte del colectivo LGTBI. Por ello, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) ha querido denunciar cómo las mujeres LTB sufren actualmente discriminación sanitaria, laboral y jurídica, además, de ser víctimas de delitos de odio.
Según explican en una nota de prensa que nos han hecho llegar, las mujeres lesbianas y bisexuales ven mermados sus derechos sexuales y reproductivos ante imposibilidad de acceder a las técnicas de reproducción asistida en el Servicio Nacional de Salud. Este fue un derecho que se perdió en 2013 cuando la por entonces ministra de Sanidad, Ana Mato, excluyó a mujeres lesbianas y sin pareja varón de este servicio público.
También en el ámbito sanitario, han denunciado el desconocimiento de la realidad trans por parte de la comunidad sanitaria, la falta de protocolos específicos en ginecología para la atención sanitaria de las mujeres lesbianas, bisexuales y trans y la carencia de información y de campañas de prevención en salud sexual para mujeres que mantienen relaciones sexuales con otras mujeres.
Por otra parte, la FELGTB ha puesto de manifiesto la cosificación a la que se ven sometidas las mujeres lesbianas, bisexuales y transexuales. Según Arantxa Miranda, vocal de delitos de odio de la Federación, “las mujeres lesbianas y bisexuales somos concebidas por un amplio sector masculino como objetos sexuales susceptibles de satisfacer todas sus fantasías, mientras que aproximadamente, el 80% de las mujeres transexuales tiene que recurrir al trabajo sexual debido a la discriminación laboral que sufre”.
Igualmente, tenemos que lamentar que las mujeres LTB siguen estando prácticamente invisibilizadas y no disponen de muchos referentes en la producción cultural, gráfica, musical, literaria, periodística y televisiva. Además, ha puesto de manifiesto que las mujeres mayores lesbianas o bisexuales, que han vivido en muchos casos dentro del armario debido al contexto político existente durante su juventud, siguen a día de hoy sin visibilizar su verdadera orientación sexual por miedo al rechazo o la exclusión, situación especialmente grave en las zonas rurales.
Y seguimos… porque la mayor discriminación que sufren las mujeres transexuales es seguir sin ver reconocida la autodeterminación de su identidad. Desde octubre de 2018, las personas trans pueden cambiar su nombre, pero para cambiar su género a nivel registral siguen sujetas a las exigencias de la Ley 3/2007, es decir, deben de tener un diagnóstico médico de disforia de género, tener realizado dos años de tratamiento hormonal, ser español y mayor de edad. Esto incrementa la discriminación laboral que sufren ya que muchas empresas rechazan sistemáticamente a personas trans cuando existe una discrepancia entre su identidad sentida y su nombre registral. Esta discriminación hace que el 85% de las personas trans se encuentren en situación de desempleo y que muchas deban recurrir al trabajo sexual.
Además, la Federación ha puesto en evidencia que las mujeres lesbianas o bisexuales tienen necesariamente que estar casadas antes de que nazcan sus bebés para poder inscribirlos en el registro civil, a diferencia de las parejas heterosexuales, a las que no se les pide prueba de paternidad. Asimismo, las parejas de mujeres no casadas no pueden inscribir conjuntamente a su bebé: la no gestante debe iniciar un proceso de adopción de su propio hijo.
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