Quejarse es humano y lo hacemos a menudo. Como cada día erramos, cada día nos lamentamos. Y aunque sabemos disfrutar de lo mejor de la vida (los que sabemos), lo cierto es que a menudo la queja se convierte en una constante casi compulsiva.
Motivos para ello hay para no acabar, literalmente. Y cuando alguien considera, encima, que pertenece a un cierto tipo social que tradicionalmente ha sido humillado o condenado a un indeseable «guetto», los motivos crecen, y las quejas se multiplican. En ocasiones, el «humillado» ve obstáculos, agresiones y enemigos en todos los rincones, pasando en casos extremos, que los hay y muchos, a ser puros quejicas patológicos.
Hay que quejarse, pero sobre todo, hay que buscar el modo de que aquello que provoca nuestra queja actúe a nuestro favor, de que lo que nos jode, deje de hacerlo. No basta con ser gritones. De hecho, ser gritones es característica común del fracasado. Hay que ser luchadores y ganadores luchando. De lo contrario, la queja es un regodeo en sí misma. Debemos reivindicar lo que teniendo que haber, no hay, pero creo que debemos también alegrarnos de lo que no hubo y ahora sí tenemos.
Yo estoy cien por cien convencido de que hay motivos para la alegría, muchos más que para la tristeza o el lamento, personal o social. No siempre he pensado igual, o no con el optimismo realista con el que veo hoy mi vida y mi condición como homosexual. Pero decidí abrir las puertas, aceptarme y meterme en medio del ruedo de este regalo cojonudo que es la vida.
Ser homosexual no es fácil, pero es una minucia, sobre todo en este mundo Occidental en que afortunadamente vivimos, y en el que nuestro reconocimiento pleno en todos los órdenes sociales y algunos frentes religiosos, serán la puerta de entrada a algo más importante: la plena integración en un mundo en que se nos verá como iguales, porque iguales somos. Igual de estúpidos o listos, cabrones o generosos, caritativos o degenerados.
En mi vida, triunfa la alegría y eso ha hecho que en los últimos años no haya dado ni un paso atrás ni hacia abajo, sino siempre hacia adelante y arriba. Y he tenido que enfrentarme a fracasos sentimentales, insultos frontales y ocultos por mi condición sexual, muertes, enfermedades. Las he pasado putas por ser gay y por complicarme la existencia en todos los frentes, no por afán sádico sino por un principio que decidí seguir: «Haz de tu vida exactamente lo que quieras hacer con ella sin pisar a nadie la cabeza pero viviéndola plenamente y hasta las últimas consecuencias.» Y mi vida no es una excepción, sino un calco de muchas otras que enfrentándose a problemas mayores que los míos, crecieron hasta donde quisieron poner el límite.
No pretendo ponerme como ejemplo de nada, porque cada cual tiene las capacidades que tiene y cada quien se deja maniobrar por diferentes resortes, pero no nos quejemos tanto, no pongamos peros a cómo vivimos o nos hacen vivir por ser gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, confusos, curiosos, o lo que sea. Hay motivo, pero no creo que sea esa la actitud que más nos beneficie. Igual me equivoco, pero no he sido el único que llevando este tipo de razonamiento ha logrado vivir con una plenitud que no hubiese logrado jamás, cargado de «quistes» generados por la rabia, el dolor expuesto y la queja, la queja, la queja.
Igual no digo nada nuevo, pero hoy me apetecía escribir algo combativo. Alegría, mucha alegría…
Es un post lleno de optimismo y que ojalá lo contagie. Es verdad que hay que quejarse con verdaderos motivos y que la gente cada vez es más exigente y se queja muchas veces por tonterias.
En cuanto al tema homosexual, es dificil, cada uno tiene una forma de ser y afronta las cosas de manera diferente. Esta el rechazo de la familia, de los amigos de toda la vida, de la gente y éste último es el más peligroso, porque ya no es lo que opinen de ti, sino que se creen con derecho a hacerte daño tanto físico como psiquico. A mi me parece ridiculo que se discuta porque dos personas se amen, habiendo los problemas que hay, pero esto pasa.
Tienes mucha fuerza y muchas ganas de ser feliz, sigue asi. Un beso y que tengas dulces sueños.
Yo estoy convencido de que somos tan poderosos, que buscando cada cual su modo, podemos ponernos por encima del peso de las dificultades. Es jodido, pero vale la pena buscar la forma porque solo se sale beneficiado, Sonia.
Como ya sabes (y ahora lo sabra el resto), tengo cuarenta anitos recien cumplidos. Puedes creer que desde los quince anos no paso por una depre? (vaya, ya he pasado al terreno de las confidencias publicas). El secreto ha sido creerme cada vez que yo soy mas poderoso que las dificultades, que nada me tumba aunque me cueste tumbar algunas, que tras cada puerta cerrada a cal y canto, hay decenas que llevan al mismo lugar y que estan abiertas. Que la vida no vale nada, SOLO si nosotros mismos no hacemos para que valga la pena 🙂
Alegria, mucha alegria… Buenas dias y hasta manana.
¡¡¡¡FELICIDADES!!!!! ¡¡¡¡MUACK!!!!
Felicidades por tu cumple Dan y espero que lo hayas disfrutado (no lo dudo en realidad jajaja). Me encanta tu filosofía de vida creo que todas las personas debemos tener una similar. Eres todo un inspirador sigue escribiendo asi y sobretodo, sigue pensando asi, hasta cuando estés viejito te vas a sentir feliz de que viviste tu vida con alegria y coraje para afrontarla…!!
Cuando sea viejito y tenga que subir las escaleras a gatas, estare encantado de poder gatear, jajaja.
Muchas gracias, Suburbian. Un beso gordo para ti.