En la segunda sesión del Festival del Sol, fui a ver Go west, una película bosnia que nos remonta a la guerra de la ex-Yugoslavia, uno de los momentos más vergonzosos de la reciente historia de Europa.
Una pareja gay formada por Kenan, un violonchelista musulmán, y Milan, un serbio aficionado a las artes marciales se ve obligada a abandonar el país ante la limpieza étnica que los serbios están llevando a cabo. En su viaje, paran en el pueblo natal de Milan, hasta conseguir los documentos que les permitan pasar la frontera y llegar a Holanda («15% de tasa de natalidad, 9% de tasa de mortalidad y casi el mismo número de bicicletas que de personas«).
La película demuestra a dónde pueden llevarnos los fundamentalismos religiosos, la ceguera y el fanatismo y la intolerancia. No hay amor en los personajes, no hay ternura, ni humanidad; es como si cada uno viviera, además, su propia guerra. Y al final este mensaje desgarrado y lleno de desilusión del padre de Milan: «Quizá deberíamos librarnos de todos los musulmanes. Y también de los croatas, y de los serbios… y que después venga gente decente que pueda disfrutar de este bello país«.
En la foto, el actor Rade Serbedzija, que interpreta al Ljubo, el padre de Milan en la película.