El Parlamento Europeo ha sido tradicionalmente una institución en la que gays, lesbianas y trans nos hemos sentido respaldados. Sin ir más lejos este mismo año 2006 ha generado dos importantes resoluciones (por lo simbólico, no tanto por lo práctico) de condena de la homofobia en Europa y sobre el aumento de la violencia racista y homófoba. Pero a veces pasan cosas como esta: hace unos días el Buró del Parlamento debatía la aprobación de una Declaración de Principios de buenas prácticas en materia de contratación de personal para el propio Parlamento.
En esa Declaración de Principios se fijan tres objetivos: conseguir la igualdad entre hombre y mujer, trabajar por la integración de las personas discapacitadas, y erradicar la discriminación por razón de la razo o el origen étnico. Se intentó incluir la mención a la edad y a la orientación sexual y la identidad de género, pero no prosperó: cuatro miembros del Buró votron en contra (entre ellos Alejo Vidal Quadras, del PP), 2 a favor y Josep Borrell, Presidente y otro más se abstuvieron.
Lo del señor del PP era de esperar pero lo de Borrell es incomprensible (por mucho que el Presidente se abstenga siempre en estas votaciones) sobre todo teniendo en cuenta que el año 2007 va a ser el Año Europeo por la Igualdad de Oportunidades. El EYEO (son sus siglas en inglés) tiene como objetivosluchar contra la discriminación por estos seis motivos: género, discapacidad, edad, religión y creencias, raza y origen étnico y… ¡¡¡orientación sexual e identidad de género!!! ¿A qué viene por lo tanto cerrar el paso a lesbianas y gays en las «buenas prácticas de contratación»? Hipocresía.
Vía | ILGA-Europa