Lo sé, lo sé, ¿qué hago yo hablando de fútbol? Es como poner a un cura a hablar de sex..oh wait. Bueno, vale. En Huesca estamos tristes porque Amazon ya no hace envíos gratis a España nuestra Sociedad Deportiva Huesca ya no está en Segunda. Ha bajado de categoría.
Esto parece una chorrada, así contado, pero afecta muy mucho a una de las pocas ciudades sin Zara. Cuando un equipo de fútbol patrio está en Primera división accede a una serie de cosas a las que no accede un equipo de Segunda. Ni que decir tiene que un equipo de Segunda que baja a Segunda B pierde ciertas cosas que tenía en la cateogría inmediatamente superior.
El permanecer en una categoría, el subir (como el Elche) o el descender (como el Zárágózá) depende del esfuerzo y trabajo de los jugadores durante todas las jornadas de la liga. Si curras, ganas; si no, pierdes. Esto, en un deporte, que a muchos gusta llamar rey, lo veo más que necesario. Dan valor a tu trabajo, a tus ganas, a tu tesón. Pero ¿acaso somos las personas como equipos de fútbol?
No. Las personas somos personas. Todos y todas deberíamos tener los mismos derechos, libertades y obligaciones. Desde el Rey, o cualquiera de sus hijas, al más rastrero de los seres humanos que pisa la tierra. Sí, incluídos los políticos corruptos, esos también. No vivimos para competir. Bastante que tenemos que competir para sacar mejor nota que otros para acceder a la universidad, bastante que tenemos que competir en nuestros trabajos para que no nos echen, bastante que tenemos que competir en la pista de baile para ligar… al menos para ser personas felices, deberíamos poder disfrutar, no competir.
Siendo homosexual (bi, trans, a, pan…) estamos obligados a competir. A luchar. Por los derechos con los que otros ya cuentan desde que se les corta el cordón umbilical. Incluso antes. Una pareja de lesbianas que quieran ser madres ya no pueden acceder a la sanidad pública de una forma tan sencilla como lo hace una pareja heterosexual. Han de ir a lo privado. Y eso, amiguitos y amiguitas, se consigue pagando. Dicen que los gays tenemos mayor poder adquisitivo. Es falso. Son las lesbianas las que más tienen que ahorrar para poder ser madres. Una pareja hetero no tiene que pagar tanto, porque la sanidad pública les ayuda a ser padres.
Las lesbianas, aún habiéndoselo currado, trabajado, haberle puesto esfuerzo y tesón, bajan automáticamente a Segunda B. Nadie les da la oportunidad de poder competir. Al igual que muchas parejas hetero no se les obliga competir ¿Dónde está la igualdad de las personas? ¿Porqué esta sociedad, demócratica y libre, nos obliga, sin preguntarnos, a llevarnos este tipo de bofetadas en el ego? ¿Vamos a ser peores padres/madres que las parejas de chonis descerebrados? ¿Son ellos y ellas más de Primera que nosotros?
Está bien que haya diferentes clasificaciones en los deportes. Pero no lo está entre las personas. Nadie es mejor que nadie. Por ser gays o lesbianas no deberíamos tener más derechos que los heteros. Pero tampoco menos.
La foto que acompaña este post es una pintada que se puede encontrar en una céntrica calle de la capital oscense. Que no tendremos Zara ni H&M pero somos muy modernos también.
En Ambiente G | Carta abierta a un ovocito
porque vivimos en una sociedad egoista, donde estamos pendientes de lo que hacen los demás pero solo para fastidiar, rara vez para ayudar y para más inri, los que gobiernan lo hacen bajos sus ideales y no bajo las leyes que amparan a que todos los ciudadanos tengamos los mismos derechos y obligaciones.