El mundo está lleno de homófobos. Y además, sin solución a medio plazo. Ayer, nos sorprendíamos con las declaraciones de una rectora chilena anclada en la caverna por sus declaraciones sobre la posibilidad de que estudiantes gays acudiesen a sus aulas.
Y hoy, nos marchamos hasta la otra punta del globo por otro asunto de homofobia, tras una denuncia de la asociación Human Rights Watch contra Malasia por prohibir un festival gay. Según esta organización no gubernamental, la decisión de prohibir la celebración del festival Seksualiti Merdeka (Sexualidad Libre), corresponde a la «agenda discriminatoria y homófoba» que defiende una parte del Gobierno de Malasia, un país que cuenta con mayoría musulmana.
A través de una carta enviada por HRW al primer ministro del país, Najib Razak, la organización ha pedido a las autoridades que den marcha atrás en su decisión de prohibir el festival, ya que creen que es una violación del derecho a la no discriminación y a la libertad de expresión y reunión. Además, HRW considera que la prohibición confirma que existe una agenda discriminatoria y homófoba por parte del Gobierno de un país que todavía condena con hasta 20 años las relaciones carnales contra el orden natural.
Y por si fuera poco, además de la suspensión del festival, sus organizadores están recibiendo amenazas desde que el pasado 3 de noviembre la policía del país anunció la decisión de suspender el evento, que este año debería cumplir su cuarta edición. Precisamente, fuentes policiales del país asiático han explicado que los cuerpos de seguridad del país han recibido muchas protestas desde organizaciones tanto islámicas como no islámicas, ya que temen que la celebración del festival degenere en tensiones que puedan romper el orden social.
Así, desde la policía han asegurado que aunque no se oponen a la libertad de expresión o a los derechos humanos, sí que tienen la obligación de suspender el festival si su celebración genera malestar y puede poner en peligro el orden público. En los últimos años, y a pesar de que la mayor parte de los musulmanes malasios son moderados, está creciendo de forma exponencial el islamismo radical en el país. De hecho, las autoridades han puesto en marcha estrictas normas contra la vestimenta indecorosa, o el consumo del alcohol, algo que no ha gustado a las religiones minoritarias que se practican en el país.
Vía I ABC
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