Estamos en una época convulsa y de cambios. Hemos visto cómo un conflictivo personaje televisivo y millonario cuestionable como Donald Trump llegaba a la Casa Blanca. También hemos visto cómo un país entero votaba en contra de de sus vecinos y de sus propios intereses en el Brexit. Y en los próximos días podemos encontrarnos con que la historia se repite en España. Esperemos que no, pero si miramos las estadísticas de consumo de contenido online -de las que me fio más que muchas encuestas- la extrema derecha se va a quedar con una cantidad de escaños nada desdeñable.
Las épocas convulsas no llegan porque sí. Sin ser yo una experta en el tema, me aventuraría a decir que esta ha surgido a raíz de los cambios tecnológicos y de los que se sienten víctimas de los avances sociales. Pero estos avances también traen consigo nuevas situaciones y una de ellas la representa Pete Buttigieg, el alcalde gay que está acaparando miradas en la carrera a la Casa Blanca.
Pete Buttigieg está entre los primeros en recaudación para la primarias demócratas y esto en sí ya es toda una novedad. Es la primera vez que alguien abiertamente homosexual llega tan lejos.
Pete Buttigieg tiene un curriculum increíble para el puesto pese a su corta edad. Ha estudiado en Harvard, Oxford, es Rhodes Scholar y habla 7 idiomas. Fue elegido alcalde de South Bend, Indiana, en 2012 con 29 años siendo el primer alcalde abiertamente gay de EEUU, pidió una excedencia para ir a servir a Afganistan y a la vuelta fue reelegido. Con 37 años -milenial- es el candidato con más experiencia militar -algo que en Estados Unidos tiene peso-.
Pete destaca de sus contrincantes por evitar la confrontación directa con Trump, que es capaz de sacar de sus casillas a cualquiera. Es moderado y se atreve a hablar sobre temas conceptuales y complejos cuando el resto los evitan.
Y lo más relevante, su marido, Chasten Buttigieg está generando tanta simpatía y entusiasmo como Pete.
Evidentemente es demasiado pronto para saber si llegarán al final de la carrera presidencial, pero ya es un candidato firme dispuesto a pelear y tanto Pete Buttigieg como su marido están demostrando algo inaudito hasta la fecha: un gay puede tener posibilidades de ser presidente por más loco que parezca que está el mundo.
Más info | Dori Toribio
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