O eso pretenden, en pleno centro de Roma, ciudad eterna, la ciudad que alberga al Estado Vaticano, el estado más pequeño y a la vez el más homofóbico del mundo.
Parece mentira que en latitudes tan cercanas, la inauguración el pasado sábado de tan sólo un trozo de calle junto al Coliseo, lo que han llamado la calle Gay, sea todo un festival y motivo de tanta celebración (visto desde nuestro pais, en el que disfrutamos de barrios enteros que presumen de ser gays o gay friendly).
La calle se seguirá llamando de San Giovannni in Laterano (San Juan de Letrán, curiosamente santo al que se dedica la Catedral de Roma, la Archibasílica de San Juan de Letrán, que por supuesto no es la Basílica de San Pedro, centro del Estado Vaticano). En esta calle ya hace años se ubicaban los únicos bares abiertamente gays, señalados por la bandera del arco iris.
Y es un trozo de esa calle la que han conseguido hacer calle peatonal, y «de ambiente». En una reciente visita a la capital romana pude comprobar que en Roma parecia no haber gays locales (dejemos atrás los turistas) como no fuera cerca del Coliseo.
Y a este acto se unió la protesta de la comunidad gay de la capital italiana contra la discriminación policial con una «besada colectiva». Hay que recordar que la semana anterior la policia había detenido a dos hombres gays que se besaban delante del Coliseo acusados de actos obscenos.
Vía | 20 Minutos
Se supone que es la ciudad que predica el amor, sobre todo el Vaticano.
Mejor ver a dos personas besandose que no dandose de bofetadas.