Cada año, desde el primer día de Junio y hasta el mismísimo fin de mes, Market Street, la arteria principal de la ciudad de San Francisco se cubre de arriba a abajo de banderas del arco iris. Es una tradición que ha venido aconteciendo de forma ininterrumpida, año tras año, para anunciar la llegada del Festival más sonado de la Ciudad, la San Francisco Pride Celebration and Parade. Sin embargo, este año, como gesto simbólico, no hay banderas. Tras la no suspensión de la Proposición 8 por parte de la Corte Suprema de California por culpa de complejos galimatías legales, dejando que nuestros matrimonios sigan siendo imposibles en el Estado Dorado, este año será, más que nunca, de obligada reivindicación, de compromiso sin la menor fisura.
El único modelo de cartel que se ve en la ciudad, la única referencia al Pride de este año está editado en dramático blanco y negro, con una sóla licencia de color para la mayor palabra que aparece en el mismo, ‘Pride’ (Orgullo), y como protagonista del mismo, un señor de voz dulce y presencia icónica similar a un ángel totémico, y una capacidad prodigiosa para alentar con su inteligente discurso.
Tras ganar el Oscar al Mejor Guión Original en la pasada edición de los Premios de la Academia por la imprescindible ‘Mi nombre es Harvey Milk‘, Dustin Lance Black, con su histórico speech de agradecimiento, dejó entrever que su presencia se nos haría desde entonces muy familiar.
Y así ha sido. Sin dejar de lado sus obligaciones como cineasta, el comprometido texano se ha convertido en el tipo de apóstol unificador del que carecían los gays norteamericanos y ha paseado su presencia y su brillante elocuencia donde ha hecho falta y donde no sospechábamos que fuese necesario. Él, junto a otros, se ha hecho consciente y así lo está demostrando a todos los que estamos siguiendo su peregrinaje, que gran culpa de lo que pasó, es porque dejamos que lo más importante se nos escapase de las manos. Y no es sólo, como argumentan no sin cierta razón algunos, porque la mayoría ‘progresista’ californiana se volcase mucho más en la elección de Barack Obama como presidente que en evitar, el pasado Noviembre, que una Proposición que parecía que no iba a pasar, pasase, para desgracia de muchos y vergüenza o desvergüenza, de todos.
Ahora se trata de ir puerta a puerta, barrio a barrio, pueblo a pueblo de aquellos que no nos entienden, que nos tienen al lado, en sus propias casas, para informarles en lo que antes se les desinformó, y se trata de ir tras cada gay y cada lesbiana y cada transexual para que sea ejemplo y luz a pie de calle y en su empresa y en su escuela, o high school, o facultad universitaria.
De eso irá este año el Orgullo Gay de San Francisco, y es algo que no podrán perder de vista ninguno de los muchos que vengan de todos los lugares del Mundo en esos días para compartir lucha con nosotros a la sombra de una frase de Black que ya es historia:
‘A todos los jóvenes gays y lesbianas que están ahí esta noche a los que se les ha dicho que son menos por sus iglesias o sus gobiernos o por sus familias, deciros que sóis hermosas, maravillosas criaturas de gran valor y que no importa qué os digan, Dios os ama y os prometo que muy pronto, tendréis iguales derechos federales a través de esta nuestra gran nación’
Deberian hacer un desfile al estilo entierro de la sardina en carnavales… bueno lo explico, un ataud al principio del desfile o lo que podrian hacer unas alianzas enormes encima y la unica bandera arcoiris q se viera en too el desfile la q esta encima del ataud… y luego pos la gente de luto detras, toa la q pudiera participar como si fuera un desfile macrofiesta… seria genial! alomejor me lee algun organizador de eventos xD
No es cuestion de celebrar sino de reivindicar