Tío Ted

Las figuras de sus hermanos mayores se engrandecieron con sus respectivos asesinatos, que marcaron por muchos motivos las décadas siguientes en la sociedad estadounidense, pero la presencia icónica y el carisma ‘jamesdeaniano‘ de Robert y la presidencia algo naif pero ilusionante de JFK tendrán que ser medidas a partir de ahora, justamente, con el legado de su hermano pequeño. Las casi cinco décadas en el Senado de Edward Kennedy, fallecido ayer a los 77 años, dieron de sí un riquísimo fruto que a muchos toca revalorar.

En lo que a nosotros se refiere, un humilde homenaje a su persona desde los pixels de Ambiente G está más que justificado. Su lucha por los derechos de la Comunidad LGBT en Estados Unidos fue permanente incluso desde mucho antes que esto se pusiera de moda.

Un trágico accidente que Teddy resolvió de forma estúpida en 1969, desbarató por completo sus posibilidades para acceder nunca a la presidencia de los Estados Unidos pese a sus deseos de presentarse en 1972 y su segunda intentona en 1980.

Perenne luchador por los derechos civiles, el viejo león demócrata del Senado, peleó con cabezonería para que, como ha dicho Barack Obama tras su fallecimiento,

Durante cinco décadas, cada pieza de legislación aprobada en materia económica, de derechos civiles o de salud dirigida a mejorar la calidad de vida de los estadounidenses, lleva la impronta de Ted Kennedy o es resultado de sus esfuerzos

Pero porque este no es en esencia un foro político, aunque en ocasiones lo sea de algún modo, vamos a hablar de lo que Ted Kennedy hizo a favor de nuestros derechos, hasta que el tumor cerebral maligno que ha acabado con su vida lo imposibilitó para seguir dando la guerra más conveniente.

Para muchos miembros de la Comunidad LGBT estadounidense, Teddy fue nuestro mejor amigo en el Senado. Desde los primeros días en que la plaga del SIDA comenzara a aterrorizar a la Comunidad Gay mundial, cuando se opuso frontalmente a los enfermizos razonamientos del ultraconservador senador republicano Jesse Helms, que pretendió negar, en 1987, cualquier asistencia sanitaria a las víctimas del VIH, porque según Helms, estas ‘tenían su origen en la sodomía‘. El Kennedy-Hatch AIDS bill cerró la boca de alguien que pretendía incluso encerrarnos en ‘campos’ para evitar el ‘esparcimiento’ del virus marica.

Kennedy fue así mismo, primer defensor en el Senado de la no discriminación de transexuales en el tratado Employment Non-Discrimination Act (ENDA).

Pese a ser católico convencido y de familia de tradición católica (su familia es originalmente irlandesa y su hermano John fue el primer presidente católico de Estados Unidos), Edward Kennedy fue defensor del matrimonio entre personas del mismo sexo, dando una importante lección a senadores una y hasta dos generaciones más jóvenes que él.

Elizabeth Birch, abogada y Directora Ejecutiva de Human Rights Campaign (HRC), la mayor organización LGBT de Estados Unidos, confirma que Kennedy nunca se rendía cuando se trataba de defender nuestra causa: ‘Fue un hombre que nunca vió los límites de nada. El seguía intentándolo‘.

Kennedy además fue uno de los apenas 14 senadores (de los 100 con los que cuenta el Senado USA) que votó en contra del Defense of Marriage Act (DOMA), que pretendía que el matrimonio fuera exclusivamente entre hombre y mujer.

Muy significativas son las sentidas palabras de Joe Solmonese, actual presidente de HRC, que ha dicho entre otras cosas sobre el senador fallecido:

La pérdida para nuestra comunidad es inconmensurable. No hubo un héroe mayor que abogara por la igualdad de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales que el Senador Ted Kennedy

El derecho de los hombres y mujeres que pelearon como pocos para que nadie robara ni un ápice de lo que nos pertenece, a permanecer en la memoria viva de todos nosotros, es parte, también, de nuestra responsabilidad como miembros de una Comunidad en constante lucha, porque sin una sóla coma o el menor pero, la igualdad de derechos de gays y heteros sea una realidad permanente de por vida. Desde Ambiente G, lectores y editores, gracias Tío Ted.