Los datos son alarmantes y muy preocupantes: más del 40% de las personas que sufren acoso escolar LGTBIfóbico se han planteado alguna vez el suicidio, el 56% continuadamante y el 27% de forma continuada en el tiempo.
Quizás alguien piense que el acoso LGTBI no existe en el colegio, pero lo cierto es que está ahí, bien presente. De hecho, según un estudio de la FELGTB, el 60% de los alumnos han sido testigos de ciberacoso hacia estudiantes LGTBI.
Por todo ello, FELGTB ha querido comenzar el año recordando la necesidad de aprobar la Ley de Igualdad LGTBI que lleva más de año y medio estancada en la Comisión de Igualdad y contempla, entre otras medidas, la creación de un plan integral de educación que fomente el respeto a la diversidad sexual, de género y familiar.
Y lo hace contando varias historias que nos encogen el corazón… Como la de Ana (nombre ficticio), que ya tiene 20 años, pero recuerda cómo su acoso en la escuela empezó cuando tenía apenas 4. “Estaba siempre sola, cada vez que intentaba acercarme a jugar con otros niños se alejaban de mí o me pegaban e insultaban”. A Ana ningún compañero llegó nunca a defenderla y el profesorado era ajeno a la violencia que sufría.
Mario sufrió acoso por parte del alumnado desde primaria hasta el final de bachiller, con especial virulencia durante todo tercero de la E.S.O. “Durante ese año pasé del acoso verbal, al psicológico y físico. Escuchar insultos y motes lo tenía hasta casi normalizado, era buen estudiante y el colegio me gustaba, pero a los 14 años deseé por primera vez en mi vida no tener que ir. Además, hacía lo posible y lo imposible para que nadie en mi casa supiese lo que estaba pasando por miedo a represalias aún peores».
Marta (nombre ficticio) sufrió acoso escolar LGTBIfóbico desde los 6 hasta los 12 años: “tenía miedo de salir al recreo y de que mis padres llegaran tarde a buscarme y eso hiciera que tuviera que quedarme sola. Había días tranquilos, en los que solo eran risitas, pero otros, eran un verdadero suplicio”.
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