Aunque muchos siguen cacareando sobre la necesidad de un día del orgullo heterosexual, la realidad es que ser LGBT a día de hoy constituye un factor de riesgo en prácticamente cualquier parte del planeta. Si hace unos días os contábamos la polémica visita del autobús del odio de Hazte Oir y cómo éste arrolló a una chica a su paso, de esas lluvias hoy llegan estos lodos. Y es que durante la noche del viernes un joven gay fue agredido en una conocida calle de Pamplona – donde en menos de un año se han registrado otras agresiones más – mientras iba de la mano con su pareja.
La pareja iba por la calle Abejeras del barrio Iturrama a eso de las 22.30 cuando un grupo de chavales comenzó a insultarles y no contentos con la agresión verbal, pasaron a la agresión física, por la cual tuvo que recibir asistencia médica. Por supuesto, la pareja agredida llamó a la policía y presentó denuncia.
Las autoridades navarras se encuentran investigando la agresión tras su declaración para desvelar la identidad de los agresores. Los partidos políticos Podemos, PSN y UPN han expresado han mostrado su condena a la agresión y su total apoyo a las víctimas, esperamos que de la mano de estas condenan vayan una serie de programas políticos y educativos orientados a fomentar el respeto a la diversidad y la tolerancia.
Vía | Pamplona Actual
Son cosas qué aún han de lamentarse, los vestigios de todos los tiempos de intolerancia y represión pasados.
Al menos en estos tiempos hay más apertura y las malas noticias van juntas de muchas buenas noticias porque a su agresión al menos se le presta atención.
Ojalá el futuro pinté mejor, y sean más las buenas y bonitas noticias qué las malas.
Tristemente la realidad es que la mayoría de la gente que dice en público que admite la no heterosexualidad, mantiene el voto oculto de la homofobia.
Cuando dicen que España es uno de los países más «gay friendly», me entran ganas de hacerles la peineta a aquellos que afirmaron esa estadística. NUNCA ha pasado una puñetera vez que incluso mi padre sabiendo que soy homosexual haya tenido la vergüenza de no contar un chiste homófobo aunque sea entre él, mi madre, yo y nadie más. El último que contó hace cuatro semanas fue: «¿Cuál es el ‘drone’ más gay? El «Julandróne». No le partí la cara por respeto a la especie humana. Me la sudó de aquella que fuese mi padre. A la próxima que vaya demasiado en serio, no sé qué movida se me pasará por la cabeza
Además oigo hasta gente que habla de «maricones» sin saber lo que dicen. Es uno de esos momentos en los que la gente que habla así me da igual que sean mis amigos. Los puños me tiemblan y les dan ganas de estamparse contra su cara.