Dentro de la corriente neoconservadora y ultrarreligiosa que recorre Norteamérica de costa a costa, la Diócesis de San Joaquín decidió ayer separarse oficialmente de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, tras años de discrepancias.
La decisión de segregarse la tomaron los piadosos delegados de esta Diócesis por sentirse alejados desde hace años de las tesis imperantes en la Iglesia Episcopal norteamericana en materia de derechos de las mujeres y de los gays. En concreto, 173 delegados votaron a favor de la separación, mientras que 22 votaron en contra, superando la mayoría de dos tercios necesarios.
Y es que la Iglesia Episcopal de Estados Unidos mantiene una postura progresista en lo que respecta a nuestros derechos. De hecho, en el 2003, la Iglesia Episcopal consagró al obispo de New Hamspshire, Gene Robinson, quien se declaró homosexual públicamente, un hecho que no gustó demasiado a los puritanos de la Diócesis de San Joaquín. Un obispo mariquita, vaya vergüenza… debieron pensar los beatos de Fresno tras su consagración.
La pugna entre liberales y conservadores no es nueva en la Iglesia Evangélica. Los miembros más retrógrados de la Iglesia Evangelista creen que la práctica de la homosexualidad es contraria a las enseñanzas de la comunidad anglicana, que están basadas en la Biblia, mientras que los fieles más liberales afirman que las enseñanzas bíblicas sobre justicia e inclusión deberían tener prioridad en cualquier tema.
Pero la Diócesis de Sán Joaquín no se limita a excluir a los homosexuales. San Joaquín es una de las tres únicas Diócesis norteamericanas que no han consagrado mujeres sacerdotes, una postura que choca con el resto de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, cuya máxima autoridad es una mujer, Katharine Jefferts Schori.
La escindida Diócesis de San Joaquín, situada en la localidad californiana de Fresno, cuenta con 47 iglesias y más de 8.000 miembros, y hasta ayer era una de las 110 diócesis con las que contaba la Iglesia Episcopal Norteamericana. Tras su separación, la Diócesis díscola se ha integrado en la conservadora Iglesia Anglicana del Cono Sur, con base en América del Sur. De todas maneras, ya lo dice el refrán. Mejor sólos que mal acompañados.
Vía | BBC
Que se llamen como quieran pero que empiecen a aceptar la homosexualidad.
Estimado Nacho (por cierto, bienvenido al club, chavalito), por fortuna, el porcentaje de Iglesia escindida es tan pequeña dentro de los episcopalianos, que no hace ni pupa. Siempre habrán elementos «contrarrevolucionarios». Por fortuna, la progresión de aceptación va a mayores. Estos tipos han quedado del todo ridículos.