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Conversación entre una madre y su hijo sobre el matrimonio igualitario

23/04/2013 por JaviM 5 comentarios

Cocina

Demasiado a menudo los adultos nos solemos complicar la vida con temas que, a priori, nos parecen montañas enormes, cuando en realidad no son más que unos pocos granos. Y, por lo general, son los niños los que nos muestran esa sencillez oculta.

Ese es el caso de la historia que os cuento en este post. La de una conversación entre una madre y su hijo, que está en preescolar, con el matrimonio entre personas del mismo sexo como tema principal. Esta charla entre ambos, publicada en el Huffington Post se ha convertido en todo un viral en Internet que, desde luego, merece mucho la pena leer. Así que sin más dilación, paso a compartir con vosotros algunos fragmentos del texto. Para que os hagáis a la escena, madre e hijo están en la cocina. Allá van.

Javier Martinez Coaching LGBT

«La semana pasada, llegó a casa de la escuela y me informó de sus planes frustrados de casarse con una de sus compañeras de clase.

‘Mami, quiero casarme con Victoria, pero su hermano Robert dice que no puede. Su amiga Kyle dice que sí puedo.’

Oh, pobre Robert, pensé. Ese chico va a tener un duro despertar.

‘No creo que Robert puede decidir que su hermana se case. Creo Victoria elegirá con quién quiere casarse.’

Victoria es una chica muy agradable, así que no estoy en contra de sus planes, a pesar de que le pregunté si podía esperar para casarse hasta que él fuera un poco mayor. Todavía estoy tratando con temas de registros – No puedo con invitaciones de boda ahora.

Tenía la boca llena de galletas, pero el pequeño asintió.

‘Así que, cuando crezca, ¿puedo casarme con quien quiera y Victoria puede casarse con quien quiera, y Robert se puede casar con quien él quiera?’

‘Sí. Victoria puede casarse con quien quiera. Ella puede casarse contigo, o ella podría casarse con Kyle si quisiera.’

Él se echó a reír.

‘¡Victoria no puede casarse con Kyle mamá! Kyle es una chica. Las chicas se casan con chicos y los niños tienen que casarse con niñas’, dijo mientras me miraba exasperadamente.

Y allí estábamos. En la mesa de la cocina comiendo un bocadillo, y hablando a la cara sobre el tema del matrimonio gay.

Ahora, sé que hay padres por ahí que se han preparado para esta charla. Pensé que era una de ellos. Me di cuenta en ese momento, sin embargo, que hay padres que están realmente preparados para conversar con sus hijos sobre el matrimonio homosexual, el sexo, la muerte, la religión, el divorcio, la adopción, y el calentamiento global y luego estoy yo. Es por eso que tenía unos treinta segundos para averiguar cómo iba a responder.

Mi duda me confundió. Yo tengo muy claro cuál es mi posición sobre el matrimonio gay y el tema de la homosexualidad. Creo que amamos a quienes amamos. Tiempo. Creo que hay que ser capaz de casarse con quien amamos. Punto y aparte. Quiero que mi hijo sepa eso y lo crea con todo su corazón. Yo no quiero que ‘acepte’ o ‘tolere’ el matrimonio gay. Quiero que abogue por ello y crea que el matrimonio no debería ser un privilegio que tienen solamente los que tienen conjuntos opuestos de los genitales. Lo único que le voy a enseñar a ‘tolerar’ son las personas que se interponen en el camino de la igualdad – porque incluso aún estando muy equivocada se puede cambiar de opinión. Espero.

Así que con todo esto, ¿por qué no me sumerjo de lleno? Me pregunté si él era demasiado joven para hablar acerca de ser gay. Consideré distraerlo y evitar el tema por completo. Maldije el nombre andrógino de Kyle. Me pregunté si me estaba poniendo demasiada presión sobre mí misma o sobre él si me lanzaba a una conversación seria. Recé para que un libro por arte de magia apareciera con un guión de toda la maldita cosa. Yo tenía solo unos pocos segundos antes de que las cosas se pusieran incómodas y estaba perdiendo tiempo.

Me di cuenta de que estaba dejando el ruido social y las obsesiones de otras personas cambiaran lo que quería decirle a mi hijo. Me había olvidado de que se trata de un niño que ha sido criado en el amor y que este tema no se trata de nada más que amor. Mi hijo de 5 años de edad, es perfectamente capaz de manejar una conversación sobre eso. Podemos hablar de política y religión y del estigma social si se quiere.

Así que me dio un apretón. Me recordé a mí misma que esta era mi oportunidad de convertir a un niño en un hombre que podría tratarse a sí mismo y al resto de gente con respeto. Esta fue mi primera oportunidad de enseñarle que las familias que son diferentes de la nuestra no son nada especial – solo son familias.

De repente se puso muy, muy fácil.

‘Bueno, es cierto que muchas veces los niños se casan con las niñas y las niñas se casan con los niños. Pero a veces las chicas se enamoran de chicas y los chicos se enamoran de otros chicos. Si lo hacen, pueden casarse también.’

‘¿Se puede?’

‘Se puede’.

‘¿En serio?’

‘En serio’.

‘Ok. Pero todavía quiero casarme Victoria.‘

‘Por mí está bien.’

Y así como así, que terminamos la conversación.»

¿Qué os ha parecido la historia? Alucinante cómo en un momento podemos llegar a complicarnos para luego tirar por el camino más sencillo. Ojalá el pequeño Robert cumpla su sueño de casarse con Victoria. O, por lo menos, de casarse con quien le dé la real gana. Enhorabuena a esta madre.

Vía | InOutPost
Imagen | LinaMon
En Ambiente G | Francia, al rojo vivo. Y mañana por fin se aprueba la ley del matrimonio

Archivado en:Integración Etiquetado con:matrimoio gay, matrimonio igualitario

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Comentarios

  1. ssoniar dice

    23/04/2013 en 14:55

    geniales ambos 🙂

    Responder
  2. pepsicolo dice

    23/04/2013 en 15:06

    pues si, sencillo, y para toda la familia, nunca mejor dicho.

    Lo que el niño ha aprendido, es que:
    Se equibocaba y no tenia la verdad absoluta sobre el tema.
    Que hay otras cosas que no conocia y se pueden hacer y existen.
    y que puede y es tan normal como cualquier otra cosa.
    Su madre lo acepta, el lo hacepta.

    No hace falta argumentar mas, no hace falta remontarse a stonewall, como ha sido tratada la homosexualidad, ni definirla si quiera, no es necesaria la via de «igualdad de derechos» si quiera, mas aun cuando un niño no entenderá quizas si quiera que es un derecho universal.

    Simplemente, ignorancia, asombro ante la situacio0n, remodelado de mundo mentalmente, aceptacion y respeto.

    Me gusta su puntilla: ‘Ok. Pero todavía quiero casarme Victoria.‘, en el fondo lo ha pillado y es gran parte de la esencia, casarse con quien uno quiere (y pueda, XD, eso quizas no lo ha entendido aun, xD).

    Muy bien llevado por la madre, con naturalidad ante una situacion inesperada, y muuestra que por muy preparado que uno crea estar, es la persona la que da la talla.

    Responder
  3. ivancast dice

    23/04/2013 en 15:30

    Es que el tema en si es sencillisimo. No es mas complicado que si quieres a esa persona, puedes casarte con ella. Esto es lo que por lo visto les cuesta tanto de asimilar a muchos opositores. Que no hay que meterse en las camas ajenas y que hay que dejar que los demas hagan su vida como ellos o ellas crean mas conveniente, sin perturbar las vidas de los demas. Algunos seguro que no tuvieron esta clase de conversacion en casa. Es una pena ver las consecuencias de una mala educacion.

    Responder
  4. Joseph dice

    23/04/2013 en 16:28

    Que bonito, la verdad es que si, no hace falta mas que amar, nada es difícil, atrás tonterías y estigmas de la sociedad, es que el que no quiere entender es por demás, no se porque lo hacen tan difícil, tal vez su ignorancia, pero bueno el punto aquí es que todos deben vivir como quieran y están en todo su derecho.

    Responder
  5. assudme dice

    23/04/2013 en 18:05

    ¡Preciosa conversación! Incluso la parte del principio en la que le recalca que el hermano no puede decidir con quien va a casarse su hermana.
    Los niños son abiertos a las nuevas ideas por naturaleza, es el deber de los adultos no dejar que pierdan esa mente abierta al crecer. Y esta madre ha sabido hacerlo de una forma sencilla y natural.

    Responder

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