Sinceramente, hay noticias que me revuelven las tripas mientras las estoy escribiendo. Y este caso, es una de esas ocasiones. Ver cómo dos adolescentes homosexuales son agredidos por una panda de salvajes que además son compañeros suyos de instituto, me hacen pensar en lo mal que lo estamos haciendo como sociedad, pese a los avances legales y sociales. Porque más allá de la propia agresión de carácter homófobo, que un adolescente sea capaz de agredir a otro, sea cual sea el motivo, es para hacérselo mirar.
La agresión se ha producido en la localidad murciana de Caravaca de la Cruz. Y los agredidos, una lesbiana y un gay, ambos de 17 años, que salían de su instituto como todos los días. La diferencia con otras rutinarias mañanas, es que en esta ocasión tres de sus compañeros les han seguido a la salida del centro. Y no contentos con seguirles, les han gritado ‘maricón’, ‘bollera’ y ‘anormales’.
Así lo ha contado el activista Rubén López en su cuenta de Twitter. Todo ésto lo sabemos porque este activista ha hablado con las víctimas, quienes le han explicado que mientras les insultaban, ellos mismos les han pedido que les dejaran en paz.
¿Y cuál ha sido la reacción de estos salvaje? Apedrear al gay y a la lesbiana que trataban de escapar, con tan mala suerte que una de las piedras golpea en la cabeza a la chica, que cae al suelo incosciente durante varios minutos. Pese al desvanecimiento de la chica, los agresores continuaron con su agresión, hasta que unos transeuntes se acercaron a socorrer a la pareja.
Posteriormente, los padres de la chica la llevaron a urgencias, y según cuenta Rubén López, están sopesando en estos momentos denunciar a los agresores, ya que son estudiantes del mismo centro y saben quienes son. El problema es que el adolescente gay está dentro del armario, y además, ambos tienen miedo de la reacción de esta banda de homófobos si llegan a interponer una denuncia. De hecho, desde que sucedió la agresión, ninguna de las dos víctimas se ha atrevido a volver a clase por miedo a encontrárselos por los pasillos.
Una historia triste y grave, que demuestra cuanto queda por hacer todavía en esta sociedad para acabar con la intolerancia y con la violencia.
Vía | Antifeixistes
malditos maricones putos homofobicos por que no fui yo en vez de ellos sere gay pero pego como hombre putos desgraciados
cosas como estas me hacen perder las ganas de vivir en este mundo.