Yo, sinceramente, no se quien se ha inventado eso del lobby gay. Ni con que fines.
No se quien es, ni por quien está formado. Yo mismo, no me siento parte de él. No por nada, es que nadie se ha dignado a llamarme para que me asocie, afilie o apunte a dicho lobby.
Pero hay ciertos elementos retrógrados de este país que se empeñan en hablar de este lobby, como una entidad con vida propia que ataca sin piedad las estructuras sociales más puras y castas con el fin de destruirlas y de construir un nuevo orden social.
Si los sectores más ultraconservadores piensan que las tres revistas que hay en España sobre temática LGBT, varias empresas, y un grupo de artistas, presentadores, escritores y actores son capaces de formar un poderoso lobby capaz de destruir los cimientos de esta sociedad en la que vivimos, o están haciendo demagogia barata, o simplemente, viven en un mundo paralelo.
Si existiera ese poderoso lobby, y si tuviera tanta fuerza e importancia como dicen que la tiene, probablemente los gays nos hubiésemos podido casar desde hace años. Y hoy, no existirían tantos países en el mundo en el que la homosexualidad está castigada con la muerte, o los adolescentes españoles no tendrían que soportar las bromas homófobas de parte de sus compañeros, ni sufrirían depresión, ni encabezarían los ranking de suicidios.
Si a la reclamación de los colectivos LGBT de que se cumplan nuestros derechos, y a la reclamación de que los gays puedan vivir en libertad todos los países del mundo se le puede considerar como de actividad de un lobby gay, pues bienvenido sea.
Si a que un actor salga del armario, o a que en televisión se vea el beso de dos hombres se le dice que el lobby gay está funcionando y arrollando a todo lo que se pone por delante, pues allá ellos.
Yo a esto, lo llamo simplemente visibilidad, y normalidad democrática dentro de una sociedad libre y plural. Por más que le pese a algunos.
Bueno, ya sabemos que la derecha rancia necesita bautizar a sus enemigos. Antes todo el que no fuera adicto al régimen era masón. Ahora, pertenece al lobby gay. Simplificar facilita situar al enemigo y es algo muy propio de niños y de adultos con algún tipo de tara mental.
Y lo peor es que en realidad los que utilizan la coletilla de «Lobby Gay» suelen formar parte de «grupos de presión»=»Lobby», lease Iglesia Católica o Derechona recalcritante.