Deutsche Bahn, la Renfe alemana, ha lanzado esta semana una serie de anuncios para potenciar el uso del tren con motivo de la Eurocopa. La empresa desea plasmar que hacen algo más que unir puntos, que lo hacen es unir a la gente. Vemos al típico fanático que sigue a su equipo allá donde vaya. El mozo se enfrenta a viajes por toda Alemania para apoyar a su equipo y a su jugador favorito.
Le vemos subirse a autobuses llenos de forofos de equipos rivales, le vemos en la grada rodeado de la afición contraria… vamos, lo que viene siendo un auténtico fan. Allí, animando a su jugador favorito. El twist plot llega cuando el autobús del equipo llega a la estación de tren.
Vemos al guapo jugador acercarse al andén a recibir a su ferviente aficionado. Pero, ah, sorpresa, giro argumental, el aficionado es además su novio. Eso sí que no te lo esperabas, marichocho. Pues el anuncio rompe muchos moldes. Porque ver que el amor de la afición, más que fanatismo, es auténtico romance gusta mucho. Además que el recibimiento es supertierno y da mucha alegría ver como se juntan.
Ojalá este tipo de escenas fueran algo más que simples guiones de publicidad y viéramos, ya no sólo más recibimientos así en las estaciones de tren, si no más deportistas fuera del armario viviendo su sexualidad con total naturalidad.
Por qué no san besao en los morros?
¡¡¡¡que bonitooooooooo!!!
Lo importante del anuncio no es el romance gay sino mostrar que existen los futbolistas homosexuales y ello puede llevarse con total normalidad, como cualquier otra pareja.
¡Me ha encantado! Y mucho más que no se besaran, porque era lo que hubiera sido predecible y que jueguen con ese tipo de quiebros me gusta (salvo en Juego de Tronos, que ya me tiene frito con tanto personaje que me gusta muerto!!!!!!).