Hace unos días se firmó en la Casa Blanca el fin de la homófoba ‘Don’t Ask, Don’t Tell’ que obligaba a mantener silencio sobre su identidad sexual, a los militares del ejército estadounidense. De lo contrario, eran expulsados. Acaba de salir un estudio reciente en Estados Unidos que comenta que una tercera parte de LGBT reconocidos, se mantienen, sin embargo, dentro del armario en sus respectivos puestos de trabajo. Una cosa me ha traído la otra. Existen leyes federales y estatales que penalizan el acoso por razones de identidad sexual en el mundo laboral, pero lo que esas mismas leyes no pueden hacer tan efectivamente es evitar chismorreos, chistes, bromas o insultos más o menos explícitos/velados entre compañeros, que es una forma de acoso que aquellos que se mantienen armarizados dentro de sus empresas, intentan evitar.
Salir del armario, en casa, entre los amigos, en el trabajo, en la escuela, en el ámbito que sea, es exclusivamente una opción personal. Nadie, individual o colectivamente puede forzar o insitirle de ningún modo a nadie, para hablar abiertamente de su identidad sexual. Todos tenemos nuestros motivos para hablar abiertamente de ello o para mantenerlo entre nuestras cuatro paredes. Que menos que mantener en privado nuestra privacidad en un mundo en el que todo Dios pretende saberlo todo sobre todos los demás.
Así que quien no quiera salir del armario en el trabajo porque así lo desea, lluvia de aplausos, pero… ¿cuántos de vosotros no lo hace, aún estándolo en vuestro ámbito privado por evitar un acoso ciertamente atormentador en ocasiones?
Se presenta entonces quizás la misma circunstancia que hace que otros no declaren su sexualidad en ningún otro ámbito, es decir, para no complicarse la vida. Yo soy de los que entienden que en la medida en que seas capaz de ser sincero con lo que sientes y vivas tu sexualidad plenamente en el plano genital y afectivo, algo que ¿hace falta decirlo?, ayuda a mantener el equilibrio físico emocional esencial para alcanzar nuestra felicidad, importa poco que cuentes que eres un hombre que ama a hombres o una mujer que pierde las faldas por las señoras. Sin embargo, abramos debate, ¿tenemos oblgación como miembros de un colectivo en ascenso abrir puertas donde desarrollamos habitualmente nuestra actividad laboral?
Es sabido que en ciertos ámbitos laborales, la salida de armario es prohibitiva por las consecuencias prácticas que trae, como el notorio caso de la Industria del Cine, por ejemplo, pero también en otros ámbitos laborales más permisivos donde la identidad sexual de las personas no sólo no perjudica sino que incluso podría favorecer su ascenso, muchas veces los gays se callan para evitar que algo que ha sido asumido por ellos naturalmente, se convierta en comidilla regular de compañeros de trabajo.
Tengo un amigo que es abiertamente gay. Donde trabaja no lo es. Soltero y muy atractivo, profesional motivador y constantemente motivado, ideal compañero y padre de sus hijos cuando corresponda, tiene un argumento que para él es suficiente peso para seguir como está: El acoso. Pero sorprendentemente no habla del acoso homófobo sino del acoso gay dentro del curro. Donde trabaja, una camarilla gay disfruta con lanzas, a veces indoloras, pero en ocasiones dañinas, entre ellos y hacia aquellos que aún no siendo gays o siéndolo pero no oficializándolo, son objeto de tiro de dardos. El acoso es el mismo, el acosador, decididamente inesperado y, en cierto modo, doblemente protegido por su condición de marica en cuadrilla. Otra historia y otro motivo.
Anderson Cooper, el célebre reportero de la CNN no esconde su sexualidad. Comparte desde hace años su corazón con Ben Maisani, con quien hace de hecho vida marital y junto al que se le puede ver acompañado en fiestas y eventos no esquivos en absoluto a los flashes de la prensa. Sin embargo, nunca ha hecho una declaración pública sobre su orientación sexual. El motivo, según sus propias palabras: ‘Entiendo por qué la gente podría estar interesada, pero sencillamente yo no hablo sobre mi vida privada. Es una decisión que tomé hace mucho tiempo, incluso antes de saber que nadie podría tener interés en mi vida privada. Todo sobre ser reportero es acerca de suponer que eres un observador capaz de adaptarse a cualquier grupo y no quiero hacer nada que amenace eso‘.
Sea acertado o equivocado el criterio de Cooper, o el de los que se quedan dentro por algún motivo o aquellos que no se esconden bajo ninguna excusa, ¿qué pensáis vosotros de todo ello?, o quizás, ¿somos nadie ninguno de nosotros para inclinar la balanza ajena frente al libre albedrío de cada individuo como para opinar tan siquiera sobre ello?
Cada quien tiene derecho a callarse lo que quiera y por las razones que sean. El problema es que uno no tendría por qué callarse nada. Los heterosexuales nunca tienen que salir del armario, y el hecho de que nosotros sí evidencia que aún nos falta mucho para llegar a la tan ansiada igualdad. Les propongo una situación hipotética: un compañero de trabajo y yo charlamos amigablemente durante el almuerzo y él me pregunta: ¿eres casado? Si yo le respondo que sí y luego me pregunta cómo se llama mi esposa, yo debería poder decirle, tranquilamente, que es esposo y que se llama Jesús. Sin embargo, por las condiciones sociales en las que vivimos, eso no es posible sin que seamos percibidos como diferentes, incluso por los más tolerantes de los compañeros. No es cuestión de que uno tenga que ir contándolo o no, sino de que uno tampoco tiene por qué ocultar lo que es.
En tu situación hipotética creo que estas pecando de «prejuicios» respecto a los heterosexuales, en relación a ver a los gays como diferentes. Vamos es mi opinión o que yo soy un caso extremadamente raro en el mundo, pero creo que no es así.
Estoy de acuerdo con Cooper. Normalmente al trabajo solo se va a trabajar y te relacionas de distinta forma con la gente por lo que a nadie le importa la vida privada de cada persona, otra cosa es tener confianza con alguien o el caso en que se tenga marido/novio, donde estaría bien decirlo por aquello de la visibilidad. A estas alturas si alguien suelta cualquier broma de tintes homófobos quedará patentada su mediocridad ante el resto.
En mi caso, casi siempre he trabajado en ambientes tolerantes pero sólo lo dije en uno donde el jefe también es gay y casi fue contraproducente porque cambió cuando supo que tenía novio.
Pues yo creo que si se tiene que contar en el trabajo, no hace falta que lo grites a los cuatro vientos, pero es inevitable que si tienes relación con mas gente al final siempre salen las típicas pregunta que se pregunta mas que nada por preguntar que quieras o no dan lugar a dar respuesta sobre cosas que pueden identificarte como gay. Por eso, ocultarlo creo que aún es peor porqué entras en el círculo vicioso de ser una pared a nivel sentimental que es más dañino para uno mismo que nada mas.
Yo creo que la cuestión, en el mejor de los casos, está en la oposición entre hermetismo y aperturismo. Si uno pasa de hablar de su vida privada en el trabajo, supongo que lo normal sería que no hablase de absolutamente nada que tenga que ver con ella (no solo de su vida afectiva y sexual). Es decir, que si hace creer a los demás que es el/la solterito de oro que jamás habla de su vida, lo suyo es que de verdad jamás hablara de ella. Y si un día resulta que tiene la alegría de que le nace un sobrino o a sus padres les toca la lotería, por ejemplo, se callase como una p*** y tampoco hiciera la menor mención a eso. Lo que no me entra en la cabeza es que se calle como si su pareja no existiera (en el caso de tener pareja) y fuera el soltero de oro y, sin embargo, hable sin problemas de su sobrinito recién nacido, o de que su hermana se casa, o de que sus padres se van de vacaciones a Cancún. Una de dos: o se habla de todo sin cortapisas o no se habla de nada. Lo inexplicable e inconsecuente es que unas cosas sí y otras no… y que, encima, se use el comodín de «la privacidad» con todo el morro.
Aun con todo, yo entiendo que en determinados ámbitos es complicado. Y no necesariamente porque uno mismo vea su propia homosexualidad como algo malo, sino porque tal vez la homofobia no sea la norma, pero sin duda sigue estando a la orden del día y, por desgracia, no siempre puedes calcular las consecuencias.
Coincido plenamente contigo. Odio que la gente oculte su sexualidad con la etiqueta de ‘yo no hablo de mi vida privada’. Yo no pienso aplaudir a nadie proque este dentro del armario ¿es que nos hemos vuelto locos? pero tampoco pienso reprocharselo si el ambito que le rodea no es el optimo.
En mi trabajo no revelo nada de mi sexualidad salvo con 6 personas (de mas de 60) que son mis amigos. No es vergüenza, sino que el ambiente no es optimo para hablar de tu vida privada (no solo tu sexualidad, sino tu vida privada en general), y de hecho el intento de no hablar de la vida privada se repite tambien con algunos compañeros heterosexuales.
creo que son muchos los motivos por los q una persona puede evitar revelar ciertas cosas de su vida ya sea en el trabajo, en familia, etc, y es una decision respetable. No es que se vuelva al closet y las razones pueden diferir de la simple no aceptacion por parte de las demas personas.
Es compleja la situación que planteás, no estoy muy seguro sobre cómo situarme. Creo que, como lo hace Cooper, hay maneras de que la gente sepa que eres gay, sin dejar la puerta abierta a todo tipo de preguntas. Nosotros, con muchas razones, hemos hecho del estar fuera del armario una política en la que quien no lo está… lo vemos mal, pero hemos olvidado que quien hace pública su vida acepta que opinen sobre ella y te pregunte nada más que por averiguar…
Yo salí del armario con 14 años y todo el mundo que me rodea sabe que soy gay y si no ya me encargo de decirselo, mi chico trabaja conmigo en mi mismo edificio y aunque no estamos permanentemente juntos si nos vemos pues nos saludamos y ya esta como cualquier otra pareja, y cuando queda a comer con el, pues lo digo abiertamente «hoy no como con vosotros (mis compañeros) porque como con mi chico» y ya esta y aun no me he sentido ni discriminado ni nada por el estilo!.
Seas hetero o seas gay hablar de tu vida personal, privada y/o sexual en el trabajo es un arma de doble filo que puede ser resumida con el clasico dicho policíaco todo lo que digas puede ser utilizado en tu contra es posible que hablar de tu vida privada y personal pueda ser liberador pero también se presta a chismes, comentarios y bromas que bien se podría haber evitado si no se abriera la boquita para decirlo, a menos que alguien de tu trabajo sea tu super amigo no hace falta que nadie mas sepa con quien te acuestas, el sexo de tu amante o si te gusta arriba o abajo.
En EEUU existe una empresa que ayuda a otros gays a salir del armario, probablemente puede ser una opción para ayudar a otros en esta situación (Habla una persona heterosexual que no entiende esta situación). Solo una sugerencia para promover el emprendimiento!!
http://teinspira.com
Como bien redactais la salida o no es una decisión muy personal. Conozco a mucha gente que se muestra en familia y circulo de amistades pero no en el trabajo y otr@s no lo hacen en casa pero si en los demás ámbitos. No creo que sea necesario para ser feliz, hazlo donde te encuentres más cómodo o creas de debas dar explicaciones y no por ello los que optan por salir en todos los ámbitos se deben sentir ofendidos. Ah por cierto y a todos es@s que van rompiendo armarios a pesar de ser del gremio mi pregunta es la siguiente, porque? quien te hizo tan daño para ir haciendo?