Por fortuna, no en todos los sitios suceden cosas como la suspensión de la boda de ayer en Buenos Aires. En otros países, la normalidad va llegando poquito a poco, no sólo a las leyes, sino a la calle y al día a dia, que al final, es lo que importa.
Ayer mismo por la tarde, yo estaba de compras por el centro de Zaragoza cuando en un estudio fotográfico situado entre Independencia y la Plaza de Los Sitios, en plena manzana de oro de la moda de la capital aragonesa, algo me llamó la atención.
En el centro del escaparate de dicho estudio, había varias fotos de dos novios. Aunque en un principio, y al pasar aprisa y corriendo, mi propio subconsciente me hizo pensar que eran dos invitados de la boda. Hasta que volví sobre mis pasos, me paré, y ví que eran las fotos del enlace de dos hombres, muy guapos ellos, mostrando su amor a todos los viandantes que pasaban por esta céntrica tienda. Y tengo que reconocer que me paré un rato a ver las fotos expuestas en la vitrina. Como vestían, sus miradas, sus sonrisas… Esa normalidad me hizo sentir bien.
Al final, estas cosas son las que dan la auténtica normalidad. Puede que en los distintos países existan leyes antidiscriminatorias, o que permitan el matrimonio gay. Pero mientras esas leyes, o esas ideas no sean asumidas por la calle, poco o nada se puede hacer.
Y el mejor ejemplo de que las cosas van razonablemente bien, es que en un estudio fotográfico, junto a fotografías de bodas heteros, también se muestren, sin ocultarlas en una esquina, las fotos de una boda entre dos hombres, o entre dos mujeres. O que en una tienda de postales, tengas una tarjeta en la que aparezcan dos hombres. O que en una tienda de detalles para bodas, puedas encontrar dos muñequitos de dos novias. Y sobre todo, que cuando pidas estas cosas, los dependientes o responsables del local en cuestión no te miran como si te hubieses escapado de Marte.
Sinceramente, no necesito productos como vino especial para gays, o un perfume para gays. Simplemente, quiero productos que sí que necesito en mi día a día, cosas que aportan normalidad y que sí que nos diferencian realmente de los heteros.
En realidad no te diferencian de los heteros, porque no hay nada que diferenciar. Yo siempre busco los muñequitos de novios o novias homo y rara vez los veo y si los hay, bien apartaditos.
La noticia de Buenos Aires me sentó fatal, no entiendo que se ponga tantas trabas al amor que no hace daño a nadie, y tan pocas a la violencia.
Jo, Nacho, yo nunca veo estas cosas por Zaragoza!! Menos mal que tú las encuentras y las cuentas y, por lo menos a mí, me das la tranquilidad de que de verdad algo está cambiando… 🙂
Y Sonia, tienes toda la razón: menos violencia y más amor, que falta nos hace…!!!
Esperemos que estas cosas tan sutiles al final dejen de sorprendernos 🙂
Pues sí, Fisher & Diaz, esperemos que estas cosas dejen de sorprendernos muy pronto. Pero bueno, pasito a pasito.
Rem, por curiosidad, y por si te quieres acercar a ver el escaparate, el estudio está en la calle Zurita, muy cerca de Plaza de Los Sitios.
Sonia, yo tampoco entiendo injusticias como la de Buenos Aires. Pero por fortuna, cada día vamos mejorando nuestros derechos.
Saludos