En pleno corazón de Europa, un ciudadano ha vuelto a sufrir en sus carnes la homofobia latente.
Un ciudadano francés, Frédéric Minvielle, ha perdido la nacionalidad francesa al contraer matrimonio con su pareja en los Países Bajos.
Frédéric se casó en 2003 en Holanda, y adquirió la nacionalidad holandesa en el 2006, año en el que descubrió que había perdido la nacionalidad de su país natal a causa del matrimonio. ¿El motivo? Francia no reconoce el matrimonio gay.
El motivo de esta perdida de ciudadanía radica en una convención firmada por ambos países en 1985, por la que cualquier ciudadano de uno de los dos estados que adquiriera la nacionalidad del otro país, perdía su nacionalidad de origen.
La única forma de conservar la nacionalidad original era contraer matrimonio, o manifestar de forma expresa que se desea conservarla. Pero alguien se olvidó de advertirle que sólo podía mantenerla si el matrimonio era entre heterosexuales.
Y como en Francia no se reconoce el matrimonio gay, Frédéric perdió la nacionalidad francesa, por lo que el consulado francés le pidió que devolviera su pasaporte y su documento de identidad, una devolución a la que Frédéric se negó.
Tras estos hechos, Frédéric declaró en la cadena de radio France Info que «no lo entendí. Me sentí realmente discriminado. En Países Bajos, el hecho de ser homosexual es completamente normal, ser homosexual y estar casado es algo muy positivo, y que mí país, donde nací y tengo mi familia, me rechace así, tengo la impresión de haber sido sancionado porque era homosexual, porque no he hecho nada malo. Estoy casado, eso es todo».
El afectado ha decidido recurrir su pérdida de nacionalidad por discriminación, ya que si un hombre se casa con una mujer, puede conservar su nacionalidad, algo que no ocurre en el caso de que se casen dos hombres o dos mujeres.
Vía l Terra
¿Y si se divorcia?, ¡que poquito avanza el mundo a veces!
El país de la igualdad, libertad y fraternidad…