El autobús de la vergüenza de Hazte Oír es sin duda un despropósito que nunca deberíamos haber visto en nuestras calles. Pero una vez que la polémica ha saltado, yo creo que el efecto final ha sido beneficioso para el conjunto del colectivo LGBTI, y para los ciudadanos transexuales en particular al dar visibilidad a la transexualidad.
Y digo esto, porque no es habitual que los problemas o la violación de los derechos del colectivo LGBTI salgan a la palestra de forma habitual. De hecho, ¿Cuántas veces hemos visto en los informativos casos de agresiones de carácter homófobo? O ya en el caso de las personas trans, ¿cuántas veces se habla de ellas y de los problemas que rodean a su situación de una forma seria y adecuada? Pocas.
Por fortuna, tras la polémica provocada por el autobús de Hazte Oír, yo creo que se ha producido justo el efecto contrario de lo que ellos esperaban. Por un lado, ha habido un cierre de filas de la mayor parte de la sociedad española en torno a los derechos trans. Incluso tertulianos que están ideológicamente bastante a la derecha, han dejado de lado los postulados de Hazte Oír. Lo mismo ha sucedido en el espectro político, en el que la crítica ha sido prácticamente unánime (aunque todavía estamos esperando a que el Partido Popular retire la declaración de utilidad pública para esta entidad).
Y lo más importante, la transexualidad ha dejado de ser la gran olvidada para protagonizar espacios en buena parte de las cadenas de televisión generalistas y ha conseguido una visibilidad nunca vista hasta ahora. Y además, esto ha sucedido tratando la transexualidad, y el drama que han vivido en primera persona muchas personas trans de una forma humana y medida.
De hecho, además de tener amplia presencia en los informativos de todas las cadenas, el colectivo trans ha cobrado protagonismo en programas de formato muy distinto. Por ejemplo, en Antena 3, parte del premio de la final de Tu cara me suena fue destinado a Chrysallis, la asociación de familias de niños y niñas trans, mientras que en Telecinco, el problema de los peques trans llegó a la parrilla de la mano de Sálvame Deluxe, programa al que el actor porno Nacho Vidal acudió como padre de una hija transexual.
Ya en La Sexta TV, el pasado sábado la transexualidad estuvo presente en uno de los debates de La Sexta Noche, con el emocionante testimonio de la política y activista Carla Antonelli. Un debate en el que, por cierto, Hazte Oír no quiso acudir pese a que estaba invitada, según explicó el presentador del proggrama, Iñaki López. También en La Sexta, el programa El Intermedio ha puesto a rodar un autobús contra al ataque transfóbico de Hazte Oír que ha recorrido ya Madrid, Valencia, Barcelona y Zaragoza, ciudad en la que se encuentra hoy. Y así, cada noche, de la mano del periodista Fernando González ‘Gonzo’, este programa nos presenta emocionantes testimonios que nos ponen los pelos como escarpias, como con el caso de Fina, una mujer trans de Barcelona que contó anoche las calamidades que tuvo que pasar para salir adelante con su nueva identidad de género, y como salió del pozo en el que estaba metida precisamente con la ayuda de Cáritas.
Programas con mensajes positivos y que hacen ganar en visibilidad quizás a la parte más olvidada del colectivo LGBTI.
Un caso clarísimo de efecto Streisand. Censurar una idea puede ser contraproducente.
Triste este autobus, pero ¿se sabe quien esta detras?
Gracias a la campaña Hazte Oír.
De verdad, muchas gracias por vuestro despreciable autobús. Porque ni queriendo hacerles daño a la comunidad trans, lo habéis logrado. De hecho, habéis conseguido todo lo contrario. Nos habéis dado visibilidad a todo el colectivo y, sobre todo, a la comunidad trans. Y al fin y al cabo, la visibilidad es nuestra mejor herramienta para seguir luchando.
De verdad, es que no lo entiendo. No entiendo por qué os afecta tanto el tema trans. A vosotros…¿En serio? A vosotros señores cisgénero, que habéis tenido el privilegio de nacer en un cuerpo con el que sí que os identificáis. ¿Es que habéis sufrido vosotros disforia de género? ¿O habéis tenido depresión o pensamientos suicidas por ello? Ah, no… que os habéis tenido que operar o empezar un proceso de hormonación para estar cómodos en vuestro propio cuerpo, ¿no?
En fin… el «adoctrinamiento» y la «ideología de género» de la que habláis me parece una gilipollez.
La ideología de ODIO que compartís es una realidad. Al igual que la vida de las personas trans.