Esta es una de esas noticias, que cuando las lees, piensas que es cosa de ciencia ficción, o que el mundo quizás se haya vuelto loco.
Inexplicablemente, y a pesar de las pruebas, en un juicio con jurado popular el acusado de asesinar a dos gays ha sido absuelto en Vigo.
Un juicio en el que debía estar clara la sentencia, dadas las pruebas aportadas por la fiscalía, los testimonios de los peritos de la policía científica y la propia confesión del acusado, que ha acabado de una forma muy diferente a lo que podía calificarse como de justicia.
Una historia rocambolesca que os contamos a continuación.
El 12 de julio de hace un par de años, el acusado, que se llama Jacobo Piñeiro, llegó a Vigo desde Cangas, la ciudad en la que vivía.
El destino en Vigo era el Strong, un after de ésta ciudad gallega en el parece ser que consumió whisky y varios gramos de cocaína.
En el after, Piñeiro conoció a la primera de sus víctimas, un camarero llamado Isaac Pérez.
Sobre las cuatro de la tarde, víctima y asesino se marcharon hacia la casa del primero.
Una vez allí, ambos se encerraron en una habitación, lugar en el que pasaron la tarde consumiendo cocaína.
A eso de las 9 de la noche, se presentó en la vivienda el compañero de piso de Isaac, el brasileño Julio Luciano, junto a varios amigos, quienes permanecieron en la casa hasta la una y media, hora a la que se marcharon.
Y parece ser que todo transcurrió con normalidad hasta que, según el absuelto, Isaac se presentó en el cuarto sobre las cuatro de la madrugada, desnudo, y con la intenciónde acostarse con él.
Según declaró en el juicio el propio Piñeiro, él rechazó la propuesta de Isaac, un rechazo tras el que la víctima volvió a la habitación con un cuchillo, abalanzándose sobre él, justificando así que el asesinato se produjo en defensa propia.
Piñeiro explicó que le quitó el arma a Isaac, y le dió dos puñaladas en el vientre en el hombro.
Tras estas dos primeras puñaladas, luego vendrían otras 33.
La víctima intentó refugiarse en su dormitorio, cerrando la puerta para llamar a la policía, aunque el asesino se lo impidió, ya que entró a la habitación de una patada en la puerta, y le quito el teléfono móvil, insertándole varias puñaladas en el rostro.
Posteriormente, cuando llegó al piso Julio, el compañero de Isaac, fue atacado igualmente por Piñeiro, asestándole 22 puñaladas, algunas de ellas por la espalda.
Según se aclaró en el juicio, la mayoría de ellas innecesarias para producirle el fallecimiento.
Tras el asesinato de los dos jóvenes, Piñeiro se quedó en el piso hasta las nueve de la mañana.
En el tiempo en que permaneció en la vivienda, el ahora absuelto se duchó, se llevó en una maleta todos los objetos de valor, cerró las ventanas a cal y canto, y preparó cinco focos de fuego para quemar el piso-
Dos de los focos los preparó encima de los cadáveres de las víctimas.
Por último, y antes de salir de la casa, dejó abierto el gas.
Según el fiscal y la acusación particular, todo esto fue llevado a cabo de una forma fría y calculada para hacer creer a todo el mundo que los asesinados habían sido víctimas de un robo con violencia.
La defensa de Piñeiro basó su defensa en que el ahora absuelto actuó por «un miedo insuperable a ser asesinado y violado, víctima del pánico, fuera de sí dado el estado de intoxicación en el que se encontraba».
Una defensa que le ha salido muy bien al hasta no hace mucho acusado. En su última intervención durante el juicio, Piñeiro reconoció ser el asesino, asegurando mientras se le escapaban las lágrimas que estaba arrepentido de todo lo sucedido, y que la culpa no fue de nadie. Según el propio acusado, simplemente, «es culpa de como soy».
Tras la lacrimógena intervención, que provocó las lágrimas de tres miembros del jurado, se produjo la votación del mismo.
De los 9 votos, (7 eran mujeres, y dos hombres), 7 votos decidieron absolver a Piñeiro, frente a dos que votaron por condenarlo por asesinato.
Por lo que si que fue condenado Piñeiro fue por el incendio de la vivienda, una condena que le podría suponer hasta 20 años de cárcel, en el caso de que recaiga sobre él la pena máxima.
Tras finalizar el juicio, hablo el abogado de la madre de Isaac, quien lanzó una pregunta al aire, al preguntarse que habría pasado «si la víctima hubiera sido una mujer», ya que piensa que el resultado habría sido totalmente distinto.
Esperemos que el Tribunal Superior de Justicia de Galicia escuche la apelación de la fiscalía, y que se haga justicia.
Vía I El País
Como bien has dicho, guión para una película…
Increible pero cierto.
El sistema judicial es penoso y cada día se demuestra más…
La primera puñalada es defensa propia.
El resto es vicio.
Y si robo el apartamento y luego lo quemo, bueno, eso demuestra premeditacion.
Estoy algo empanailla por la alergia pero, ¿¿como se va a levantar con 33 puñaladas y arrebatarle el telefono?. Da igual que fueran gays, es un asesinato y si es por ser asi, razon de mas para estar encerrado.
Seguro que esta noticia pasa desapercibida, tapada entre las mil noticas dedicadas a Marta. En este país, hay crímenes de primera categoría y crímenes de segunda.
la
Soy de Vigo, y no lo niego, y lo digo con mucho orgullo.
No tengo palabras, sólo lágrimas, y muchas. Pero aun me queda un resquicio de esperanza, en que se haga Justicia. y no POPULAR, gracias
Y gracias a todos y todas que lleváis este blog, a pesar de lo que habéis tardado en publicar esta tristísima noticia
No es ningún guión, ni culebrón, lo siento. Dios dirá, si existe, y si no, intentemos ser felices, a pesar de todo
Juio e Isaac, por vosotros, NUNCA MÁIS!!!!!!