Y mientras los colectivos LGBT moscovitas se esfuerzan por construir una Rusia más democrática y plural, en el lado contrario, como siempre, hay gente empeñada en conservar a la sociedad anclada en el medievo.
El Patriarcado ortodoxo ha pedido a la policía rusa que haga «todo todo lo posible para impedir los llamados desfiles del orgullo gay». No contentos con esta petición, desde el Patriarcado han señalado que «nadie quiere ver manifestaciones públicas y propaganda del pecado«.
El portavoz del departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado, Mijaíl Prokopenko, ha afirmado que no quiere que sus hijos vean a gente que se manifiesta para jactarse de su pecado, comparando a los gays con ladrones, asesinos, o gente lasciva.
Esta no es la primera barbaridad que suelta la Iglesia Ortodoxa Rusa. Si nos quejábamos de la Iglesia Católica, los ortodoxos no se quedan atrás.
De hecho, el patriarca ruso Alejo II señaló en unas declaraciones realizadas el pasado en el Consejo de Europa que la homosexualidad es una enfermedad, una deformación de la calidad humana. Ahí queda eso.
Vía l Terra