Durante la pasada celebración de los British LGBT Awards se hizo una encuesta, que respondieron más de 1.200 mujeres lesbianas y bisexuales, en la que quedó patente que el 73% no está lo suficientemente cómoda en el trabajo como para estar fuera del armario ante sus compañeros -no habla de jefes, sino de compañeros-.
Además un 64% asegura haber sufrido reacciones negativas con respecto a su sexualidad en el trabajo. Lo que incluye: discriminación, lenguaje inapropiado, bulling y falta de oportunidades.
Personalmente puedo corroborar que estar fuera del armario en un entorno hostil es insufrible, pero yo lo solucioné dejando claro que era lesbiana desde el primer momento. Así directamente evito que me contraten en los entornos más homofobos. Es difícil no darse cuenta leyendo mi CV -es fácil cuando estás al cargo de una web como Ambiente G- y así me evito que los homofobos llamen a mi puerta.
Si alguien más quiere sumarse a esta táctica, debo confesar que no es 100% efectiva y que además te puedes perder alguna que otra oportunidad laboral. Pero mientras exista gente que crea razonable decir delante de un montón de compañeros de trabajo que «él no va a Sitges por si lo violan» y otras ‘bromas’ similares, es normal que mucha gente se calle y no salga del armario.
Evidentemente alguien tiene que acabar con el acoso y la homofobia en el trabajo, pero no es una tarea fácil. Puede que sea más difícil que en el fútbol.
Vía | HuffPo
Salir del armario en el trabajo es algo que siempre pienso, pero se que hay mucha gente homofoba lo cual supe con lo del atentado de orlando, algunos dijeron cosas muy crueles y yo me mostre claramente molesto y se que si saliera del armario acabaria liandome a golpes por lo menos con los hombres.
En mi empresa creo que se usa el si no molesta que sea lo que quiera pero siempre y cuando estes dentro de su «normalidad» en las 8 o 10 horas laborales. Una pena si