El antiguo director del Juventus de Milan, Moggi, fue entrevistado en un conocido programa de la televisión Italiana donde declaró que nunca contrataría a un jugador gay porque el fútbol no está hecho para homosexuales. Uno de sus temores son los demás jugadores desnudos y en las duchas. Ya sabéis, la bromita del jabón.
«No hay gays en el fútbol, no se si los jugadores estan en contra de tenerlos en su equipo pero yo estoy definitivamente en contra. En los equipos donde yo he trabajado nunca ha habido uno. Nunca he querido tener un jugador homosexual y sigo sin quererlo. Soy de la vieja escuela, pero conozco el ambiente del fútbol y un gay no sería capaz de sobrevivir en él. Un homosexual no puede realizar el trabajo de un futbolista. El mundo del fútbol no está diseñado para ellos, tiene una atmósfera especial, una en la que estas desnudo bajo las duchas»
Iba a poner una foto del lumbreras que ha dicho la tontería del parrafo anterior; pero es muy feo, así que he querido ilustrar la información con esa atmósfera especial a la que alude el tal Moggi. Por cierto que para especiales los maricas…
No se si el tío este es un ingenuo o directamente tonto. No hay que ser muy listo, ni muy heterosexual para saber que la homosexualidad está en todas partes. No sólo en las peluquerías y las tiendas de ropa. Y tampoco hay que ser muy listo, ni muy homosexual para saber que en el futbol, como en el resto de los ámbitos sociales los gays existen y realizan su trabajo, mejor o peor; pero lo realizan. Porque ser gay no te hace ni mejor ni peor profesional.
Por si le sirve al bocachancla éste diré que tengo la prueba de la existencia de maricas en el mundo del fútbol profesional; pero no me pidáis que os cuente la naturaleza de las prueba que no quiero hablar de mi vida privada. Digamos que he metido algún que otro penalti y que algún amigo ha pillado a más de uno fuera de juego. Y estoy seguro que a más de uno de los que me leéis os han sacado la tarjeta «rosa».
Vía | Towleroad
Lo que demuestra es mucha ignorancia, tanta que se le escapa por la boca. ¡que pena de gente!