Parece que el Kremlin ha sacado unas directrices relativas a los derechos LGBT, y que buena parte de la sociedad rusa se pronuncia siguiendo lo marcado por el presidente ruso, Vladimir Putin. Si ayer os comentábamos que el oscarizado cineasta ruso Nikita Mijalkov arremetía sin que le temblara el pulso contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, hoy os traemos hasta Ambiente G otras declaraciones en la misma línea del
En la misma línea en que se ha expresado el oscarizado cineasta ruso Nikita Mijalkov, se ha pronunciado también Kiril, el patriarca de la Iglesia Ortodoxia rusa, al afirmar que el matrimonio entre personas del mismo sexo es un síntoma apocalíptico muy peligroso.
Para este hombre de largas barbas y mente obtusa, los rusos se enfrentan en los últimos tiempos a «tentaciones enormes», ya que «en varios países la ley estipula y justifica el pecado, mientras que aquellos que siguen su conciencia y luchan contra las leyes impuestas por una minoría sufren represalias», obviando evidentemente a los activistas LGBT rusos que son reprimidos y detenidos simplemente por reivindicar sus derechos en lo que se supone que es un país democrático.
Y siguiendo con sus pobres y patéticos argumentos, el Patriarca ruso ha advertido que tienen el deber de «hacer todo lo posible para que en los territorios de la Rusia Santa la ley estatal no formalice el pecado, porque esto significaría que el pueblo toma el camino de la autodestrucción».
En cambio, la dictadura encubierta que se ha instalado en Rusia, la falta de libertades de buena parte de sus ciudadanos, la situación de los niños en los hospicios, la mafia rusa o la pobreza de buena parte de su sociedad no son elementos que llevan a la autodestrucción del país. Pero que se casen dos hombres o dos mujeres, sí, claro..
Vía I RT
En Ambiente G I Nikita Mijalkov cree que el matrimonio provocará el fin de la humanidad
La injusticia, la marginación, las humillaciones, el dolor, el derramamiento de sangre, todos ellos síntomas de una sociedad enferma, perversa, es decir, apocalíptica, pueden encontrarse actualmente en Rusia, amparadas y promovidas por el poder estatal y eclesiástico. Las víctimas últimas de la homofobia en tierras rusas son las que claman por la justicia que se les debe, esa sangre reclamará a la patria, como antaño las Furias de los Griegos, hasta que sea resarcida en nombre de la Libertad. En cuanto a Nikita Mijalkov, por quien no lo sepa, ya antes de que dirigiera El Barbero de Moscú, era partidario fanático del asesino Putin. No es de extrañar que sus lamentables prejuicios coincidan con los del violento dictador que sueña cuando no mata ni tortura con ser el nuevo Zar de la Santa rusia.