Jerusalén ha sido el escenario escogido por la rama más conservadora de la Iglesia Anglicana para reunirse y plantar cara a los sectores más liberales del anglicanismo, y a medidas como la ordenación de mujeres o de clérigos gays.
La conferencia ha sido organizada por la Global Anglican Future Conference y ha reunido a un millar de delegados que piensan en contrarrestar la corriente liberal que impera en Occidente.
De hecho, aunque nadie quiere hablar de cisma, un grupo de 300 obispos que asisten al encuentro de Jerusalén están trabajando en un proyecto para forma una «Iglesia sin la Iglesia».
Según afirman desde los sectores más conservadores anglicanos, no pretenden romper la unidad de la Iglesia Anglicana, pero sí que exigen una vuelta a las tradiciones, además de acusar a los liberales de reinterpretar y adaptar la Biblia a la moral occidental.
Por ejemplo, el arzobispo de Nigeria, Peter Akinmola, ha acusado a los anglicanos occidentales de apostasía, acusando al arzobispo de Canterbury, Rowan Willians, máxima autoridad eclesiástica de los anglicanos, de conducir a su Iglesia por el camino del error.
El desvarío ha llegado a tal punto, que el arzobispo nigeriano ha llegado a comparar a Willians con los blancos que esclavizaron a los africanos en el siglo XIX.
Vía l El Periódico de Aragón
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