Corren malos tiempos para las libertades. En el mundo en general, y en Estados Unidos en particular. Hoy, Estados Unidos ha dado un nuevo paso atrás en materia de derechos LGBTI tras la alineación del Tribunal Supremo con las tesis tránsfobas de Donald Trump.
Si recordáis, en julio del 2017 Trump anunció a través de Twitter (cómo no) que tras realizar consultas con expertos y militares, no iba a permitir que individuos transgénero prestaran servicio en el ejército estadounidense, cargándose totalmente las políticas integradoras de Barack Obama.
Ahora, los jueces del Supremo han respaldado la decisión de Trump al permitirle por cinco votos a favor y cuatro en contra mantener el veto a las personas transgénero, pese a que todavía hay apelaciones a las intenciones de la Administración estadounidense en tribunales inferiores.
En el comunicado que difundía la decisión de este tribunal de mayoría conservadora se explicaba que las personas transgénero que estén dentro del ejército podrán seguir prestando servicio, pero siempre que acepten actuar conforme a su sexo biológico.
Lamentable esta decisión judicial que viene a respaldar las decisiones tránsfobas de Donald Trump, el presidente que quiere borrar del mapa a los 1,4 millones de transexuales que viven en el país con una nueva ley que hará que el sexo sólo pueda ser femenino o masculino y determinado según los genitales de una persona al nacer.
Como podéis ver con noticias como estas, todas las conquistas que hemos ido realizando en los últimos años están en serio peligro con la fuerza que los populismos están adquiriendo en Estados Unidos, Brasil, o en varios países europeos.
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