Esa es la clave para que tengamos de una vez por todas, las mismas libertades y derechos que los heterosexuales. Libertades y derechos en las leyes, pero también en las calles. Tenemos una de las legislaciones más avanzadas del mundo en lo que respecta a derechos del colectivo LGBT. También hay normalidad en amplios sectores sociales.
De hecho, los avances de los últimos años son incuestionables. Cada vez se pueden ver más parejas gays de la mano por la calle, y en la televisión salen numerosos homosexuales, que por suerte en nada se parecen a los primeros «mariquitas» que aparecían en televisión y que sólo servían para hacer reir a la gran masa social.
Pero tenemos que trabajar para ser todavía más visibles. Y no me refiero a la visibilidad del Orgullo Gay, algo que no se si en estos momentos contribuye demasiado a transmitir nuestra auténtica realidad, es decir, que existan gays en todos los ámbitos, ya sea en la oficina, en el mercado o en la obra de la esquina.
A veces, para el conjunto de la sociedad, puede parecer que sólo hay gays en el cine, en la televisión o en el mundo del espectáculo. Por no hablar de las lesbianas, cuya visibilidad es prácticamente nula.
Cierto es que cada vez hay más visibilidad en todos los ambientes. Ayer mismo, una de mis compañeras de trabajo me preguntaba que quien era mi pareja, ya que era una de las pocas que no lo sabía. Y con toda normalidad, le dije el nombre de mi novio. Una normalidad que me ha costado años conquistar. Conquistas internas, de auto reconocimiento y autoaceptación primero, y externas después, con la consiguiente salida del armario, sin hacer bandera de ello en la actualidad, pero tampoco sin ocultarlo.
Por suerte, cada vez hay más gente que reacciona con normalidad. Pero siempre quedan retrógrados que nunca sabes como pueden contestarte, y que en la mayor parte del país, aún provocan el miedo del gay. Por muy normalizada que esté tu situación, la posible respuesta bárbara del agún salvaje en determinadas situaciones siempre te puede causar algún tipo de tensión.
En la mayor parte de las ciudades de este país, a pesar de la ley, hay muchos gays que todavía tienen que esconder gestos que para cualquier persona son normales, como un simple beso o una caricia a su pareja. Unas muestras de amor o de cariño que tienen que quedar reservada para la intimidad en muchos casos.
Vergüenza, temor. Llamarlo como queráis. Cierto es que muchos gays ya pueden mostrarse en público tal y como son. Pero no menos cierto es que aún quedan muchos gays ocultos en el armario, o que sólo han dado el importante paso de contarlo a sus amigos, o a su familia, pero que son incapaces de ser como son en el trabajo o en club deportivo, por miedo al que dirán, a las represalias o a la burla cruel e inhumana.
Y además, no es cuestión de acusarles de no hacer nada por la «causa». No es lo mismo ser un gay liberado que viva en el barrio de Chueca en Madrid, o en Barcelona o en Valencia o Zaragoza, que uno que viva en un pequeño pueblo de 300 habitantes, donde lo gay no existe. O en una gran ciudad, pero en ambientes ultraconservadores, donde no se plantea nada diferente que no sea la heterosexualidad. Al igual que no es lo mismo ser gay y vivir como tal si trabajas en una cadena de televisión que si trabajas en una carnicería.
Y decía al principio que lo importante de todo es la visibilidad, porque el temor de muchas personas ante lo gay es simplemente el miedo a lo desconocido. No es lo mismo posicionarte en contra del matrimonio gay si no conoces a ningún gay, que oponerte cuando le estás quitando un derecho a Juan, a Jordi o a Eva. A gente que conoces, aprecias y quieres.
Hay mucha gente de este país que no conoce a ningún gay o lesbiana. O al menos, eso cree. No hay nada como el conocimiento para evaporar y diluir los miedos y el rechazo. Es el mejor antídoto contra la homofobia, el saber que tienes un hijo gay, o un hermano, o un compañero, o tu mejor amigo, o el vecino tan simpático del quinto.
Visibilidad y educación. Esos son los dos grandes objetivos que creo debe afrontar la comunidad LGBT de este país, con la ayuda del conjunto de la sociedad. Sólo así podremos luchar contra la homofobia latente y contra las posiciones ultraconservadoras que estamos viendo en un sector de la sociedad en los últimos meses.
Gran post Nacho, felicidades de verdad.
Hablas de un tema ya muy tocado en AmbienteG pero nunca con un post dedicado.
Es muy fácil decir que no hay que esconderse, que cada uno tiene que ser como es, sin miedo a el que dirán tus amigos, familiares o desconocidos con vidas tan vacias que necesitan a gente como nosotros para reirse y que su vida cobre algun sentido. Lástima que en la práctica no sea tan fácil.
Yo, con 16 años, en bachillerato, con unas ganas tremendas de decir «que bueno está este», de mirar a quien quiera sin esconderme, de poder hablar sobre sexualidad sin ningun tapujo. Pero cada vez que pienso que pasaria si digo «Eh, que soy gay», se me viene el mundo encima. No por no poder aguantar el que diran que la verdad es que me importa bien poco sino por el hecho de que lo digan, simplemente el tener que aguantarlo.
Voy dando pequeños grandes pasos como contar con algo parecido al apoyo familiar, alguna amiga que lo sabe pero que ha pasado a ser amiga por conveniencia (sabe que soy gay y si nos distanciamos podria darme problemas), bromear con mi sexualidad para tantear el terreno,etc. Pero no es suficiente, necesito más, lo que cualquier adolescente necesita, no pido nada extraño. Solo poder vivir mi homosexualidad como otro vive su heterosexualidad. Lástima que mi generación aun no llegue a ver esto.
Yo soy uno de esos «afortunados» que vive en una gran ciudad cerca de BCN, y la homofóbia está a la orden del día. Esas grandes ciudades de las que hablas són tan homófobas como cualquiera, eso si, a partir de determinada hora de la noche puedes salir a la calle de la mano de tu novio o novia sin miedo. Pero ojo, no lo hagas antes del toque de queda o puedes tener problemas. Barcelona no es una ciudad tan bonita como la pintan, está idealizada.
Esa visibilidad es algo que tenemos que conseguir entre todos, independientemente de nuestra sexualidad. Todos podemos aportar algo. Yo se que he hecho cambiar la mentalidad de algunos con mis comentarios sin necesidad de dar a conocer mi homosexualidad. A día de hoy no me encuantro…capacitado, como para dar esa salida del armario, pero llegará pronto.
Hoy precisamente viniendo en el metro he visto a una pareja que iban de pie hablando y de repente han empezado a besarse, y nadie ha dicho nada, ni siquiera he oido murmullos y parecia todo tan natural y normal, como lo que es. Ademas tenian una pinta de enamorados mas bonitooooo.
Me ha parecido un post muy bueno, porque ademas no haces que la gente se sienta culpable por no salir del armario. ¡Felidades, ha sido un gran post!
Un beso.
Magnífico post, Nacho. Enhorabuena y gracias por compartir tu extraordinario criterio.
Un beso enorme.
Gracias Solrac por tus felicitaciones.
Todo tiene su época, y no tienes porque correr. Cada momento de la vida te va marcando las pautas. De momento, que a tus 16 años hayas comenzado ya a contarlo, al menos para mí es un logro, que entre la gente de mi generación, no se daba.
Así que mucho ánimo, y sobre todo, tiempo al tiempo. No te agobies, cuéntalo a quien te apetezca, y a tu ritmo.
Sobre lo de las grandes ciudades, es cierto que también hay homofobia, y mucha. Pero tenemos más oportunidades de escape que las pequeñas localidades.
De todas maneras, esperemos que algún día estas situaciones no se den. La auténtica igualdad llegará el día en que un gay o una lesbiana adolescentes no tengan que explicar que es gay. Simplemente, para presentar a su novio en casa,digan, mama, salgo con alguien, y se llama Jorge.
Un saludo
Yo a mis 17 sé que tengo la gran suerte de no tener que «esconderme» del todo, es decir, con mis mejores amigas, que me quieren, que me conocen de toda la vida, puedo hablar sin problemas, pero aún así, no es algo que en un instituto y menos de un pueblo, que aunque no sea muy pequeño no deja de ser un pueblo, se pueda contar. Es cierto que yo lo veo mucho más aceptado pero aún así no puedes evitar el miedo a que la gente te trate de forma diferente (sobretodo los de tu mismo sexo, que ya estarán con lo de «a ver si le voy a gustar»). Porque aceptado de boquilla es bastante, yo creo que ahora queda peor decir que estas en contra que a favor, pero no dejas de oír comentarios sobre otras personas homosexuales como «Qué fuerte, os habéis enterado que fulanit@ es gay?» o «Marta», ¿Qué Marta», «Marta la lesbiana»?, en vez de la rubia, o la alta, o Ramírez… Un instituto no deja de ser una microsociedad donde la aceptación de los demás es muy muy importante. Pero creo que tienes mucha razón en que la gente cuando conoce a alguien homosexual se da más cuenta de que es algo normal, por ejemplo, un de mis mejores amigas que era así bastante conservadurilla, cuando se entero de lo mío, se le normalizó muchísimo y se dio cuenta de que al fin y al cabo somos personas súper normales, con nuestras manías, nuestras aspiraciones, todo… que seguía siendo la misma persona. Y ella me decía » es que yo antes lo veía como algo de fuera, en plan que sabes que existe pero que no lo ves.» Y muchas veces ese es el problema, que es muy fácil estar en contra de lo de «los demás».
Solrac yo también tengo 16 años, aunque estoy fuera del armario. Al principio te sientes raro… extraño. Por que sigues comportandote como eras antes… es decir, un heterosexual «entre comillas». Pero al poco tiempo empiezas a conocerte mejor… y te das cuenta de que antes no te conocías puesto que no solo cambia lo que tu dices, el decir «qué bueno está este» y cosas así. Cambia tu personalidad por completo. Eres más … tú. No sé, pero es a mejor.
Te deseo lo mejor para que puedas salir del armario sin problemas y que esta expresión deje ya de ser usada como si fuese algo raro, como si nos tuviesemos que esconder de algo. Ojalá los años que queden para que la normalidad sea total se pasen en segundos… Pero sé que cada vez conseguimos más.
Sonia, me ha gustado tu historia. Muy bonita. Está claro que, como he dicho y creo, la normalidad cada vez se va viendo más. Pero esto no significa que haya muchísima homofobia todavía. Queda mucho camino por recorrer y tengo muchas esperanzas en que pronto la homofobia será nombrada como algo ya del pasado… como la esclavitud o los derechos vetados de las mujeres. Al menos, en occidente. Y espero que de esta forma aprendan los países africanos, asiáticos, sudamericanos entre otros que todavía tienen (más) camino que recorrer que nosotros.
Amor, solo es eso, amor.
No se si darme por aludido en alguna de tus reflexiones, esta muy bien lo que dices, pero esto es como la violencia de género, si consientes una mala mirada abres el paso para una futura paliza.
Por cierto tengo 41 años y desde hace 10 vivo mi homosexualidad con plena normalidad en un pueblo de 300 habitantes
Moimax, me alegro mucho de que puedas vivir en libertad en tu pueblo. Yo conozco también algún caso más. Pero lamentablemente creo que es no es lo normal. Incluso en las grandes ciudades, la homofobia, en mayor o menor medida, está a la orden del día.
Y tienes razón, no hay que ceder ante la homofobia. Pero no podemos ponernos en la piel ni en las circunstancias personales de una persona que es acosada, especialmente cuando eres adolescente, o aún no lo tienes asumido del todo. A mí hoy me dicen algo, y lo más probable es que conteste. De hecho, contesto. Pero eso mismo me pasa hace unos años, y tengo que reconocer que me hubieran hundido en la miseria más absoluta.
Un saludo