Estaba la semana pasada de compras con mi hermano, y entre risas, protegidos del calor exterior por el aire acondicionado del coche, íbamos hablando sobre las manías que tiene cada uno cuando conduce. Una conversación banal para una calurosa tarde de finales de julio.
Al llegar a la siguiente tienda, aparcamos, y mientras bajábamos del coche, le comenté una de las manías de mi pareja.
En ese momento, desconozco el motivo, una sonrisa de satisfacción se me escapó mientras salía del coche. En ese pequeño instante, como que fui consciente de forma inconsciente, de lo que ha cambiado mi vida en apenas unos años, y además, para bien.
Si hace seis o siete años alguien me hubiera dicho ya no que iba a estar fuera del armario, sino que podría hablar con total naturalidad de mi novio con mi hermano, o que iba a entrar por casa de mis padres como si fuera una chica, no me lo hubiera creído.
Probablemente, lo hubiera tomado como una burla a mi cruel destino de llevar una vida solitaria y secreta enlazando una relación tras otra detrás de ese telón en el que se había convertido mi vida. El eterno soltero centrado en los estudios, en el trabajo, o simplemente, en viajar y pasarlo bien, y entre cuyas aspiraciones no se encontraba el sentar cabeza y encontrar una chica con la que formar una familia.
Por fortuna, lejos quedan aquellos días de dudas, de temores, incluso de rechazo interno hacia mi orientación sexual. También quedan lejos aquellos días en los que, una vez aceptada mi homosexualidad, era incapaz de dar el paso y poder compartir mis momentos de felicidad, y también de tristeza, con mis mejores amigos. Lejos quedan también aquellos días en los que, una vez que mis amigos ya sabían que yo era gay, y que incluso tenía pareja, creía que jamás podría llevar a mi novio a comer a casa de mis padres.
Al igual que, posteriormente, queda lejos también el momento en que, con mi actual y feliz pareja, quería hablar con mis padres para decirles lo feliz que era, pero jamás encontraba el momento adecuado para lanzar ese bombazo que para mí era similar a una explosión nuclear detonada sin piedad y sin contemplaciones en el salón de mi casa.
Cuantos momentos de dudas, de miedos, de noches sin dormir me han costado esos sentimientos y esos momentos vividos que ahora parecen recuerdos de un mal sueño lejano y borroso en el tiempo.
Escribo este post pensando sobre todo en esos chavales más jóvenes que todavía no han dado el paso de salir del armario. De esos chavales que piensan que jamás podrán darlo, y que están agobiados por este motivo, como si fueran girasoles que aunque no quieren girar en torno al sol como el resto de sus compañeros, piensan que deberán estar toda la vida girando en torno a él.
Pero no hay que apresurarse. Todo tiene su momento en la vida. Mi vida, como supongo que la de muchos de vosotros, ha sido una sucesión de momentos encadenados, que me han llevado de una cosa a otra, sin planificar.
En cada momento, mis propias necesidades han ido marcándome el camino. No me ha hecho falta tomar decisiones transcendentales. Al final, y por mucho que lo pretendas, es la propia vida la que te va marcando la pauta para decirlo a tal amigo, a tal familiar, y por donde tirar, no sin antes haberte comido la cabeza tres mil veces, eso sí.
Pero no hay que agobiarse, ni querer hacerse el valiente. El momento de salir del armario, se le plantea a cada uno en el momento apropiado de su propio ciclo vital. Sin prisa, pero sin pausa, la vida te va recolocando, vas cogiendo fuerzas para enfrentarte a la situación, hasta que finalmente, y tras un pequeño empujón, porque por muy recolocado que estés, siempre hay que tomar aire para ser capaz de dar el paso de contarlo a tu círculo más cercano y comprobar que el mundo no se va acabar por ser gay. Ni el tuyo, ni el de la gente que te quiere.
Y al final, todo queda como un simple recuerdo del pasado.
Jo, he creído estar leyendo mi propia historia… Y justamente pensaba lo mismo el otro día mientras observaba cómo mi pareja se lo pasaba bomba jugando con las hijas de mi hermano.
En esa misma tesitura estoy yo. Y llevo ya 5 años con mi novio!!. Y encima tengo 33 años. Pero es que me da tanta pereza/miedo (táchese lo que proceda), que prefiero seguir así.
Algún día yo también hablaré con normalidad con mi hermano… y mira que el tío es garrulo, jeje
¡¡Que post mas bonito!!, me encanta que estés en una época tan feliz, ¡enhorabuena!
muy bonito el post, mi familia aun no lo sabe y creo que va a tardar bastante en saberlo…xD
Me ha encantado el post!!! yo estoy con medio cuerpo del armario, a mis padres ya se lo dije pero no a mis amigos, me eche un poco para atras porq aun no he estado con ningun chico, lo veo tan lejano … en fin estoy lleno de dudas … o de temores ?? :S
Ojala terminara todo como la historia del post.
Me encanta AmbienteG, he estado muxos meses cotilleando x aki y ya me he animado a registrarme.
Saludos a todos!
Awwwwwwwwwwwwwww, que bonito, yo estoy fuera del closet con casi todo mundo, a veces platicando con mis amigos se habla de mi pareja o mis exs y todo se habla con naturalidad, demasiada naturalidad que se siente raro, aunque no aún no puedo hablarlo asi con mi familia, lamentablemente de todo el mundo que sabe que soy gay, son los que menos aceptan eso, en fin, no se puede tener todo en esta vida.
Personalmente, muy agradecido por el post, Nacho 😉
Se podría saber tu edad nacho? solo por curiosidad jeje, y pues yo estoy en tus siete años antes e igual con mi pareja (hasta suena raro escribirlo) nos preguntamos si algún día nos dejaremos de esconder pero pues creo que la edad ahorita no nos ayuda mucho ademas tal y como dices tampoco estamos apresurados, ya que el hecho de escondernos como que la da un plus jajaja, muchas gracias me acabas de emocionar 😀
Me alegro de que os guste el post 🙂
Bentley, estoy a punto de cumplir los 34. Que raro me suena escribirlo, jejeje
Saludos a todos
Gracias Nacho¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡,en estos momentos estoy a la mitad del camino que tu cuentas, y la verdad algún día espero poder acordarme de todo por lo que estoy pasando, poder reírme con total naturalidad y tranquilidad sabiendo que mi vida es otra y que lo que un día viví es ya cosa del pasado, pero mientras eso pasa aquí estoy con mis 21 y pensando que mi vida es una mala broma del destino(no me hagan caso estoy pasando por una dolorosa ruptura)pero bueno espero y la vida, la mía en particular tenga un final feliz.
Vaya. Justamente hoy he estado apuntito de ver terminar una maravillosa relación de dos años por el repetitivo «dame más tiempo» para salir del armario de uno de los dos. Sus padres no lo saben y eso les impide dormir juntos en el piso del otro y hacer una vida «normal» sin que hayan mentiras por medio.
me hubiera gustado leer esto unos meses antes… Pero me recuerda tanto jejeje >Aunque aun no tengo final, ni feliz ni triste, voy abriendome camino
Me he registrado sólo para comentar este artículo. Me ha parecido la crónica de mi vida. La verdad que nunca es buen momento para decirlo y siempre se piensa … bah!, otro día mejor.
Yo cuando peor lo pasaba era en navidad. Me ponía muy triste ver como todos mis primos llevaban a sus parejas y se lo pasaban muy bien, y yo tenía que estar con el teléfono a escondidas preguntando que tal había ido la cena de nochebuena o deseandole un feliz año.
La verdad que es un paso duro de dar, pero una vez hecho te quitas muchas preocupaciones de encima y disfrutas mucho más de todo. Así que os lo recomiendo 100%.
A mi por el momento se me hace lo mas dificil en el mundo el salir del closet, no sé, es mas que nada mi temor de que me traten diferente, mas de lo que ya me tratan, y de perder a mis amigos.
Me da esperanza el pensar que aún soy bastante joven y tengo tiempo de sobra para hacer lo que quiero.
suerte ^^
Yo creo que las cosas que comentáis, como lo de pasarlo mal en Navidad y tener que llamar a escondidas, nos ha pasado a casi todos. Lo que importa es que al final, la vida sigue su curso y todo se supera.