A John Nemecek, de 55 años, ahora se le conoce como Julie Marie Nemecek y justamente por este motivo está a punto de ser despedida de una universidad privada y cristiana -metodista- de Michigan, la Spring Arbor University.
Nemecek era un profesor y ministro Baptista que empezó a vestirse de mujer para ir a la universidad después de ser diagnosticado como transexual en 2005. Ahí empezaron sus problemas: le prohibieron aparecer por el campus, tampoco podía dar clases personalmente o asistir a las ceremonias de graduación. Así que se vio relegado a dar clases online desde casa por lo que su sueldo disminuyó un 20%.
Según Nemecek: “he trabajado duro para esta universidad, he sido elogiado por ello y no he hecho nada inmoral ni pecaminoso”.
Pero según la universidad: “esperamos que nuestros facultativos tengan un carácter cristiano modélico para dar ejemplo a nuestros alumnos”.
La universidad alega que todo aquel que “persista en actividades inconsecuentes con la fe cristiana debe ser despedido”, mientras que Nemecek dice que lo protegen sus derechos civiles.
Por suerte, Joanne, su mujer, con la que lleva casada 35 años, la apoya en su transición.
Se trata, ni más ni menos, otra vez de la colisión entre la moral religiosa y las libertades personales.
Vía | 247gay
Aish aish…este es un tema peliagudo, pero…¿no es un poco rebuscado que un ‘diagnosticado’ (?) transexual trabajase para una universidad católica? Es como ir a la Meca y darse un beso con otro/a del mismo sexo. Es meterse en la boca del lobo, e igual que hay derechos individuales, también los tiene una empresa, y en este caso, una universidad privada. A mí, me sabe mal, y respeto al transexual, pero creo que es quejarse de igual modo que aquel que se tira contra los coches para denunciar un falso atropello.
Y si, soy gay y no, no me creo padecer homofobia interiorizada…
Un saludo desde un fan del blog!
La universidad no era católica, sino metodista. De lo contrario habrían quemado a la profesora en mitad del campus para escarnio de los viciosos. Sórdido sarcasmo.
Estoy de acuerdo con Hansen cuando dice que se trata de un asunto peliagudo, aunque no tanto por lo de la libertad de la empresa para determinar el tipo de gente que ocupa sus puestos de trabajo –¿podrían cerrar las puertas a un negro (¡utch!, afroamericano) bajo este supuesto?–, como en lo que Susana llama «colisión entre la moral religiosa y las libertades individuales», como si estuviesen enfrentadas por naturaleza. De hecho, mi propia moral religiosa está supeditada a mi libertad individual, y como consecuencia de ello mi libertad individual está sometida a mi moral religiosa. O sea que sí, peliagudo, muy peliagudo. Por cierto, sería interesante saber si el matrimonio sigue unido o si se han separado. Y por si no habéis reparado en ello, he omitido deliberadamente ofrecer mi opinión: me siento muy confundido…
Goku se llama moving… y es lo que parece que le han hecho desde que empezó la transición.
La empresa privada lo tiene fácil, si no quieres a alguien pagas un despido improcedente, y en este caso, si no quieres que te demanden por discriminación pagas más para cerrar su boquita. Caro, pero efectivo.
Aunque esto no elimina el dilema. Seth tienes razón es un tema muy peliagudo…
No sé de que se extraña el tio este. Sabe donde va a impartir clase y va asi…. si raro es que no le hubieran dado una paliza o crucificarlo…(weno exagero un poco).
Siendo privada la Universidad pues ya no sé lo que le pasará, pero supongo que el curro lo ha perdido y aunque no lo perdiera le harian la vida imposible (outing se llama?). Mejor se va buscando otro trabajo el pobre… 🙁