Muchos todavía seguimos conmocionados por la victoria del homófobo, machista y racista Donald Trump. Pese a que desde su triste victoria frente a Hillary Clinton el presidente electo ha moderado bastante sus discursos si los comparamos con las salvajadas que ha soltado durante la campaña que lo ha llevado a la Casa Blanca, las cosas se van a poner bastante oscuras para muchos. Dentro, y fuera de los Estados Unidos.
Pero sin duda, y ahí tenemos que estar todos vigilantes, los gays estadadounidenses van a ser los primeros en sufrir la victoria del republicano. Aunque la verdad, es que Trump sería el menor de nuestros problemas si no fuese por la gente que lo rodea. Porque Trump es un showman que ha decicido jugar hasta sus cartas más vergonzosos para llegar a la presidencia de su país. Pero junto a Trump, hay gente que ya ha demostrado cómo son. Gente como el vicepresidente electo, Mike Pencer. Que no solo ha hecho declaraciones como que los derechos LGBT serán los primeros en irse, sino que ha demostrado con hechos su odio a lo diferente.
Por ejemplo, Pence es un ferviente defensor de esos sitios anacrónicos llamados campamentos de conversión para gays, en los que ha invertido dinero público para financiarlos, por no hablar de la Ley de Libertad Religiosa, una ley que impulsó el año pasado en el Estado de Indiana por el que permitía a los propietarios de los negocios decidir si aceptaban servir o atender en sus establecimientos a ciudadanos LGBT alegando que si lo hacen atentarían contra sus creencias religiosas. Y si Trump y su vicepresidente ponen en marcha medidas como estas, no afectará solo a los gays estadounidenses.
Esa reversión en los derechos en la primera potencia del mundo puede suponer el inicio de una oleada conservadora en todo el mundo. Una oleada que daría alas (más si cabe), a gente como Putin, o a los países del Este de Europa en los que los derechos LGBT ni están ni se les espera, por no hablar de los países africanos o de muchos países asiáticos. Un panorama sin duda desolador, que esperamos que no tengamos contaros desde aquí y que se queden únicamente en un miedo que nunca fue realidad…
Fotografía | Facebook de Mike Pence
Ojalá.
Se os olvida que detrás del disfraz de Hilary Clinton también había una homófoba . No caigáis en el marketing. Por otro lado es lo que han elegido democráticamente y se lo tienen que comer con «papas».
No entiendo la alerta (the spanish panic attack) cuando aquí en España tenemos lo mismo: un PP neofranquista que quiere derogar la ley LGTBI de Madrid, que votó en contra de la catalana en 2014 y del matrimonio homosexual en 2005 (y no os quiero recordar las perlas del exministro del interior sobre los gays, ese que habla con su ángel Marcelo). Igual que no entiendo a los homosexuales que están afiliados y votan al PP tampoco entiendo a los gays, negros, ateos y mujeres que han votado a Trump. Un misterio todo.
En resumen, Bernie Sanders era la solución y recordad que Hitler llegó al poder a través de las urnas. Ah, y un besi de fresi para todos los 8 millones de palurdos que votan al PP en España.
Es por eso que hace falta una Unión Europea fuerte y unida. Por separado no hacemos nada frente a las grandes potencias y los peligros de gente suelta como Pence