Un día más (y un día menos), seguimos alargando con nuestra cadena de relatos LGBTIQ+ para hacer más leve estos días de cuarentena por le COVID-19, esta vez con el relato «Un metro y medio».
Recuerda que puedes participar enviándonos tu relatos lésbicos, relatos gays, bisexuales, trans, relatos queer en definitiva desde 300 a 1000 palabras (si tiene más envíanos el relato en dos partes) a través de este formulario.¡No olvides ponerle un título!
Un metro y medio
Los días están pasando, y a veces las cuatro paredes de casa se me vienen encima. Intento hacer
actividades, arreglar la habitación, hablar con la familia y mis amigos a través de videollamadas,
pero lo que parecía hasta ahora genial viviendo solo en mi pisito en Chamartín, ya no lo es
tanto…
No sé cómo, pero el coronavirus ha alterado nuestras vidas, mi vida. Y a conseguido que me
contagiase y tenga que estar recluido en casa hasta que pase la cuarentena. Vaya peñazo… Ya
no puedo pasear entre el bullicio del Centro, ni disfrutar de los parques donde suelo salir a
correr.
Bueno, ahora he descubierto que aparte del estrés de la Gran Ciudad, de los agobios y el ruido,
también puedo oír a los pájaros cantar cuando me despierto a través de mi ventana cubierta de
macetas y mis mini cactus, escuchar al vecindario ayudarse entre sí, y eso que no nos
conocíamos ni la mitad del bloque. Ver como se ha redescubierto un sentido de comunidad, que
mis abuelas recordaban con cariño cuando me contaban sus historias siendo mocitas.
A diario se ha instalado una quedada, la que nos permite agradecer a quienes nos cuidan y velan
por nuestra salud y seguridad, así como alimento. Con ello nos permiten que estemos
encerrados para cuidarnos y cuidar así a las demás personas, pero que el mundo no se pare del
todo. En esas quedadas en las que la gente se asoma a las ventanas para corear letras
ochenteras, bailes, y crear un manto de estrellas con nuestros móviles en los edificios, me fijo
que justo enfrente de mi bloque veo una luz muy brillante.
Es un chico en el que no me había percatado, vaya… Es muy mono, va en pijama como la Becky
G, pero no pierde su encanto. Sus ojos desprenden lo que estos días estoy descubriendo a través
de las redes y la tele, que en un mundo caótico abunda la gente buena. Y ese chico tiene cara de
buena gente.
Me mira con una amplia sonrisa y me saluda con la mano como si fuera un viejo amigo al que
acabase de reconocer. Creo que me he quedado mirando como un tonto con mi mascarilla
puesta, y con mi anorak amarillo para no coger frío. Como para que no se diera cuenta….
Qué pena no poder decirle algo e invitarle a tomar un café en estos días. Espero que mañana se
asome a la ventana otra vez a las 20.
Y es que cuando más cerca nos hace falta estar, nos separa algo más de un metro y medio…
¡Muchas gracias Darius!
Si os ha gustado su relato podéis seguirle en instagram Darius.
Qué chulada sería enamorarse de ventana a ventana.. dedicar este aislamiento a conocerse bien y tener la meta de juntarse físicamente una vez enamorado . Muy bonito Darius!
Quiero ver video porno de militar
Que buen relato!! ️