Crónica de cómo acabé en un concierto de Malú en Girona

Siempre me ha interesado conocer de primera mano, o como mínimo entender, los fenómenos de fans lésbicos y el de Malú era uno que se me escapaba. Siempre supuse que se trataba de algo similar a lo que sucede con Sharleen Spiteri, la cantante de de Texas, pero a nivel nacional. Desde sus inicios Sharleen hacía saltar todos los gaydar bollos pese a ser heterosexual, y además publicó videoclips como este, o incluso uno menos evidente como este, que consiguió que ella tuviera más proposiciones femeninas postconcierto que cualquiera de los otros miembros de la banda. Pero lo cierto es que no conocía lo suficientemente a Malú como para poder hacer la misma afirmación.

Así que cuando mi novia me dijo que le gustaría asistir a un concierto de Malú no tardé nada en comprar las entradas y planear un fin de semana en Girona –si no habéis ido deberíais, se come genial y la ciudad es muy bonita–.

Las canciones

La primera tarea era escuchar a fondo su amplia discografía y ahí deduje que la base de su éxito entre lesbianas no eran las vibraciones del gaydar sino el bollodrama de sus letras. Si te sientas a escuchar sus canciones prepárate para soltar una lagrimilla ya que incluso las canciones supuestamente alegres tienen un toque dramático de aupa –y si una no lo tiene, casi seguro que no es suya–.

Por otro lado las letras suelen ser en segunda persona, por lo que no hay alusiones al sexo de la persona amada, que mayoritariamente es la causante de todo el drama. Debo decir que me encantaría conocer a la persona o personas causantes de tal debacle emocional –igual que me gustaría saber a ciencia cierta quién es el responsable del ‘You Oughta know’ de Alanis Morissette, del que sólo hay rumores–.

El concierto

Cuando llegamos al concierto parecía que el número de lesbianas por metro cuadrado era elevado y que las maluleras –fans acérrimas de la cantante– estaban muy entregadas. Llevaban carteles, sabían que era el cumpleaños del guitarra –hermano de Malú– e incluso le cantaron el ‘Cumpleaños feliz’. Sinceramente, con lo preparadas que iban, me las esperaba más apasionadas, del estilo de las fans de Melissa Etheridge que le tiran sujetadores al escenario –no debería dar ideas–, pero las fans de Malú son muy respetuosas.

El concierto me sorprendió por varios motivos. Para empezar la calidad vocal de Malú, después de asistir a varios desastres desafinados de artistas nacionales ya me espero cualquier cosa, y debo reconocer que en su caso clavó el concierto entero.

También hay que felicitar a los músicos que la acompañaban, sobre todo a los tres guitarras que se marcaron algunos solos técnicamente muy complejos y demostraron que el talento a la guitarra en este país va más allá del flamenco. Otra cosa que me sorprendió fue que, pese al bagaje musical de Malú, la puesta en escena fuera tan rockera y que incluso tuviera algunos toques heavy. También choca un poco la corista que la acompaña, tiene una voz extremadamente parecida a la suya, por lo que supongo que será una familiar, que además también hizo una actuación impecable.

En concierto en general estuvo muy bien y tuvo un nivel alto, algo que seguro que es un factor clave en la ya dilatada carrera de Malú.

Por su parte Malú realizó tres cambios de vestuario –me temo que las primeras filas debían tener una posición muy privilegiada cuando se puso falda–, y la puesta en escena fue espectacular, con apoyos en vídeo, humo y aire que aportaban todavía más dramatismo a las canciones.

Cuando hablamos de Malú el drama está asegurado, tanto que debo reconocer que espero que esté exagerando, pero si no es así seguro que sería la novia perfecta para las amantes del bollodrama.

En definitiva, el concierto de Malú podría resumirse en bollos, drama y buena música.

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