Kanye West no para de hablar, que alguien le calle por favor. Dios, es más elocuente que una mariquita mala hablando de sus ex parejas.
Ahora le ha tocado el turno al arco iris, que los gays no hemos apropiado condenando a la heterosexualidad a vivir en un mundo de grises y añiles. El, como Marisol, reivindica un mundo de luz y de color, lleno de heterosexuales vestidos con chillones estampados y mil y un complementos del H&M.
Hablando en plata, quiere «amariconar» el mundo, sacarnos el jugo y regar con él los grisáceos y mustios geranios del extrarradio heterosexual y homofóbico. ¿No sería mas fácil salir del armario?.
O eso es lo que se desprende de su nuevo alocado soliloquio en una cadena de radio, porque a éste le pones un micrófono delante y es un no parar de teorías e ideas. Es el castelar del hip hop, nenas.
Y va más allá. Considera que lo gay, como adjetivo es positivo y defiende la utilización del calificativo, que confiesa usan él y sus coloridos amigotes para designar lo chic y trendy; lo positivo, siempre dentro de su amanerado mundo de consumismo extremo, claro está.
Kanye resulta tan avasalladoramente superficial que uno no sabe si tomarse sus palabras como un halago o como una solemne estupidez basada en estereotipos que rallan lo homofílico, que, aunque menos dañina, es otra forma de homofobia. Claro que quien esto escribe es un adalid de lo superficial, así que esta última reflexión puede ser considerada más vacua, que la que pretendía criticar.
La única diferencia estriba en que mientras Kanye tiene un eg0 oversize que no hay nave industrial que pueda albergarlo, YO, a pesar de mi seudónimo, nunca me he tomado tan en serio… o si; pero no se me ocurre salir a la calle acompañado del Comando G y luego posar para los fotógrafos.
Gris será la gente que le rodea, porque a mi me encantan los colores.